Ciencia

Un nuevo dispositivo cerebral es la esperanza para tratar a niños con epilepsia severa

El dispositivo cerebral reduce drásticamente las convulsiones.

epilepsia grave
epilepsia grave Implantan por primera vez a un niño un dispositivo cerebral para controlar la epilepsia grave

Un rayo de esperanza ha llegado para los niños que padecen epilepsia severa, una condición que es con la que ser muy difícil convivir. Oran, un joven británico de 13 años, ha experimentado una mejora significativa en su calidad de vida gracias a un innovador dispositivo cerebral implantado recientemente.

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El joven, quien sufría cientos de convulsiones diarias a causa del síndrome de Lennox-Gastaut, una de las formas de epilepsia más difíciles de tratar, ha visto reducido en un 80% la frecuencia de sus crisis. Este logro se debe a un nuevo neurotransmisor, llamado Picostim, desarrollado por la compañía británica Amber Therapeutics y implantado en su cerebro durante una compleja cirugía.

El dispositivo funciona de manera similar a un marcapasos cerebral, pero en lugar de regular el ritmo cardíaco, se enfoca en controlar la actividad eléctrica anormal del cerebro que causa las convulsiones.

¿Cómo funciona?

Picostim está equipado con electrodos que monitorean constantemente la actividad eléctrica del cerebro. Estos electrodos son capaces de detectar patrones de actividad cerebral que indican que una convulsión está a punto de ocurrir.

Cuando se detecta una señal anormal, el dispositivo emite un pulso eléctrico de alta frecuencia. Este pulso interrumpe el patrón de actividad eléctrica anormal y evita que se propague a otras áreas del cerebro, previniendo así la convulsión.

El dispositivo está diseñado para aprender y adaptarse a los patrones de actividad cerebral del paciente a lo largo del tiempo. Esto permite ajustar la intensidad y frecuencia de los pulsos eléctricos de manera personalizada, optimizando así el tratamiento.

Los pulsos eléctricos utilizados por el dispositivo Picostim son de alta frecuencia y baja amplitud. Esto significa que son muy rápidos y de baja intensidad, lo que minimiza el riesgo de dañar el tejido cerebral. Además, estos pulsos son altamente específicos, lo que significa que solo afectan las neuronas que están involucradas en la generación de las convulsiones.

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La implantación del dispositivo Picostim requiere de una cirugía compleja con la participación de un equipo multidisciplinario. Durante la cirugía, se realiza una pequeña incisión en el cráneo y se insertan los electrodos en las áreas del cerebro que están involucradas en la generación de las convulsiones. A continuación, el dispositivo se fija al cráneo y se conecta a los electrodos.

Un avance científico

Este avance es el resultado de una colaboración entre destacados hospitales y universidades británicas, como el Great Ormond Street Hospital y el University College London. El proyecto CADET, que ha desarrollado este dispositivo, busca ofrecer nuevas opciones terapéuticas para niños con epilepsia refractaria.

El neurocirujano pediátrico Martin Tisdall, quien llevó a cabo la cirugía de Oran, destacó la importancia de este avance: “Esperamos que este estudio nos permita identificar si la estimulación cerebral profunda es un tratamiento eficaz para este grave tipo de epilepsia”.

La madre de Oran, Justine Knowlson, se mostró emocionada con los resultados obtenidos: “Oran está más alerta y no tiene convulsiones durante el día. En definitiva lo recuperaré lentamente”. La familia ha recuperado la esperanza de ver a Oran llevar una vida más normal.

En los próximos meses, otros tres niños recibirán este tratamiento experimental, lo que podría marcar un antes y un después en el tratamiento de la epilepsia severa en la infancia.

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