No es un experimento visual de las redes sociales. Los arándanos se ven azules o morados, pero en realidad son rojos oscuros. No hay globo ocular que los vea diferentes a cómo son por fuera y la mancha que dejan en tu camiseta blanca, recién estrenada, cuando estás comiendo un postre.
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¿Por qué ocurre esto? Un equipo de científicos agarraron un sembradío de arándanos y se metieron en un laboratorio, pero no precisamente para hacer mermelada (jalea). Los expertos estudiaron meticulosamente cada elemento en las capas de esta fruta para encontrar el motivo de la diferencia en sus colores.
De acuerdo con un informe de La Vanguardia, los expertos de la Universidad de Bristol encontraron que la capa de los arándanos cuenta con un “tinte ultrafino tiene aproximadamente 2 micrones de espesor y, aunque es menos reflectante, tiene un color azul claro y refleja bien los rayos ultravioleta”.
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Detectan que dentro de esos pigmentos hay elementos naturales llamados antocianinas. Son características responsables de dar a los arándanos su color rojo oscuro. Sin embargo, las antocianinas son sensibles al pH, y su color puede cambiar dependiendo del pH del entorno en el que se encuentran, informan los expertos.
Para los arándanos, el pH de la piel del fruto es ácido, lo que hace que las antocianinas se tornen de un color azul. Sin embargo, la carne del arándano tiene un pH más neutro, lo que hace que las antocianinas se tornen de un color rojo oscuro.
El motivo de este estudio sobre los arándanos
¿Pero cuál es el sentido de darle tanta importancia al color de los arándanos? Se preguntarán ustedes. La idea de conocer estos detalles es una puerta de entrada hacia la fabricación de pinturas de colores más duraderas y que sean capaces de reflejar los rayos UV.
Además, podrían fabricar recubrimientos que sean biocompatibles con las plantas, que bien se pueden usar para protegerlas como para usar en paredes y que sea un material amigable para el medioambiente.