Ciencia

La dura infancia de Sam Altman, jefe de OpenAI: “Guardar secretos a los 11 o 12 años es complicado”

Los orígenes del impulsor de ChatGPT.

Sam Altman
Sam Altman Jefe de OpenAI

Sam Altman es hoy uno de los jefes tecnológicos más reconocidos del mundo, por el éxito de OpenAI, empresa detrás de la Inteligencia Artificial ChatGPT. Sin embargo, antes entrar a liderar el proyecto, superó una dura infancia.

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La homosexualidad de Sam Altman estuvo reprimida desde temprana edad. Creció en el Medio Oeste de Estados Unidos, donde sufrió bullying y discriminación.

Su amor por la tecnología lo ayudó a enfocarse en algo distinto al sufrimiento. Lo contó en una entrevista con The New Yorker, del año 2016.

“Crecer siendo gay en el Medio Oeste en los años 2000 no era lo más maravilloso”, relató Sam Altman. “Pero descubrir las salas de chat de AOL fue transformador. Guardar secretos a los 11 o 12 años es complicado”.

La tecnología se convirtió en su tabla de salvación frente al mundo hostil. Desde pequeño, Sam Altman comprendió el sistema detrás de los códigos de área, aprendiendo a programar y desmontar una Mac a los ocho años.

Mientras, seguía descubriéndose, hallando su norte.

El liderazgo de Sam Altman frente a las injusticias

Sam Altman nació en Chicago, Illinois, en 1985; se mudó a temprana edad a St. Louis, Missouri.

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Su madre, una dermatóloga llamada Connie Gibstine, contó que “Sam siempre me había parecido algo unisexual y tecnológico”. El futuro jefe de OpenAI reveló a sus padres su homosexualidad cuando tenía 16 años.

Uno de los momentos más importantes que mostró su liderazgo ocurrió durante la etapa preparatoria. A su escuela asistió un grupo cristiano que boicoteó una asamblea sobre sexualidad: Altman se dirigió a toda la comunidad, anunciando que era gay.

Sam Altman - CEO de OpenAI.
Imagen: Forbes| Sam Altman - CEO de OpenAI.

Posteriormente, preguntó a todos si la escuela quería ser un lugar represivo o abierto a ideas diferentes.

“Lo que hizo Sam cambió la escuela”, afirmó Madelyn Gray, consejera del centro educativo. “Se sentía como si alguien hubiera abierto una gran caja llena de todo tipo de niños y los hubiera dejado salir al mundo”.

Luego asistiría a la Universidad de Stanford, donde pasó dos años estudiando informática, antes de abandonar los estudios y dedicarse al mundo de las aplicaciones. El resto es historia.

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