Albert Einstein y Steve Jobs son dos de los grandes referentes de la ciencia y la tecnología, cada uno en su campo. Y ambos padecían de un trastorno que afectó su desarrollo intelectual en la infancia y juventud, y con el que convivieron a lo largo de su vida. Hablamos de la dislexia.
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Es un trastorno del aprendizaje que consiste en la dificultad en la lectura. Las personas que sufren de dislexia tienen inconvenientes para identificar los sonidos del habla y aprender a relacionarlos con las letras y las palabras (decodificación).
De acuerdo con la Mayo Clinic, la dislexia, también conocida como “discapacidad para la lectura”, es una consecuencia de diferencias individuales en las áreas del cerebro que procesan el lenguaje.
Un niño que sufre dislexia usualmente tarda en comenzar a hablar, aprende lentamente palabras nuevas y tiene problemas para formar palabras correctamente. Cuando entra en la escuela, su nivel de lectura es muy por debajo de lo esperado, además de sufrir dificultades para procesar y comprender lo que escucha.
La dislexia en los casos de Albert Einstein y Steve Jobs
Einstein empezó a hablar apenas a los seis años de edad, pero con una posterior soltura: en la actualidad, el retraso en el habla también es conocido como “Síndrome de Einstein”.
En el caso de Jobs, demostró su inteligencia natural a temprana edad, pero experimentó muchas frustraciones a lo largo de la educación escolar relacionadas con la lectura. Como apunta el portal Divulgación Dinámica, por este motivo se volcó totalmente a la electrónica con su padre en el garaje de su casa.
Pero Einstein y Jobs no son las únicas personas notables que sufrieron dislexia. En una larga lista se ubican genios de la ciencia, el arte y la tecnología como Leonardo Da Vinci, Stephen Hawking, Steven Spielberg, además de políticos destacados como Winston Churchill y John F. Kennedy.
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¿Puede corregirse la dislexia?
No existe una manera de corregir la dislexia, pero la detección y evaluación tempranas ayudan a determinar las necesidades específicas y el tratamiento adecuado para los niños.
El enfoque, según la Clínica Mayo, está en aprender a reconocer los sonidos más cortos que componen las palabras, entender que las letras y las cadenas de letras representan esos sonidos y palabras y entender lo que lee, además de hacerlo en voz alta.
Un plan educativo individualizado y la atención total de los padres en el hogar son, sin duda, dos pilares fundamentales para la lucha contra la dislexia.