La Inteligencia Artificial está abriendo cada vez más puertas en el mundo de la tecnología. Una que está en lista es la de cómo hablar con los animales: así, cada uno de nosotros podría convertirse en el Dr. Dolittle, el famoso personaje interpretado en distintas películas por Rex Harrison, Eddie Murphy y Robert Downey Jr.
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Karen Bakker, una reconocida investigadora, autora del libro Los sonidos de la vida: cómo la tecnología digital nos acerca al mundo de los animales y las plantas, explica que vamos hacia una “versión zoológica de Google Translate”.
Recordemos que la Inteligencia Artificial es el intento de recrear la inteligencia humana en máquinas o computadoras, a través del aprendizaje automático y el aprendizaje profundo.
En la actualidad se utilizan drones y grabadoras digitales para escuchar los sonidos de animales como nunca antes.
“Combinados, estos dispositivos digitales funcionan como un audífono a escala planetaria”, señala Bakker, en una conversación con el portal Vox. “Permiten a los humanos observar y estudiar los sonidos de la naturaleza más allá de los límites de nuestras capacidades sensoriales”.
Es imposible revisar manualmente todos los datos capturados por los dispositivos. Por ello los investigadores trabajan con la Inteligencia Artificial para encontrar patrones que podrían ayudar a los humanos a aprender qué dicen los animales cuando se comunican entre ellos.
“Podemos usar robots habilitados con Inteligencia Artificial para hablar lenguajes animales y, esencialmente, romper la barrera de la comunicación entre especies”, apunta Bakker. “Los investigadores están haciendo esto de una manera muy rudimentaria con abejas y delfines y, hasta cierto punto, con elefantes”.
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La Inteligencia Artificial, ¿una forma más de dominio de los humanos sobre los animales?
Pero el análisis plantea un dilema para Bakker.
“La capacidad de hablar con otras especies suena intrigante y fascinante, pero podría usarse para crear un sentido más profundo de parentesco o un sentido de dominio y capacidad de manipulación para domesticar especies salvajes que, como humanos, nunca hemos sido capaces de controlar previamente”.
La investigadora plantea un ejemplo clave: en Alemania, científicos codificaron señales de abejas en un robot enviado a una colmena. Este puede utilizar la comunicación de baile de las abejas para decirles que dejen de moverse, y apuntarles para saber dónde obtener una fuente específica de néctar.
El próximo paso, según Bakker, es que las abejas acepten a los robots como miembros de la comunidad desde su nacimiento.
“Entonces tendríamos un grado de control sin precedentes sobre la colmena; esencialmente, habremos domesticado esa colmena de una manera que nunca antes lo habíamos hecho. Esto crea la posibilidad de un uso explotador de los animales”.
Pero en esencia, el muro para comunicarnos con animales es aún muy grueso. Las especies perciben los sonidos de otra de una manera distinta, mucho más alta o baja, que el rango auditivo humano. Y las tecnologías digitales aún experimentan con esto, sin llegar al punto definitivo.