Ciencia

Trinity, la primera prueba exitosa de una bomba nuclear de fisión, ¿cómo influyó en Nagasaki?

El 16 de julio de 1945, el ser humano vio por primera vez los efectos de una bomba nuclear: ocurrió en el experimento Trinity en Alamogordo, Estados Unidos.

Imagen del hongo de la bomba nuclear Trinity (Universal History Archive/Universal Images Group via Getty)

“Fue un amanecer como el mundo nunca ha visto. Un gran supersol verde subió en una fracción de segundo...”. Esto lo escribió William Laurence para el New York Times, tras ser testigo de la prueba Trinity, la primera bomba nuclear de fisión.

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En la madrugada del 16 de julio de 1945, el ser humano vio por primera vez los efectos de una bomba nuclear. Para agosto siguiente, las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki los sentirían en carne propia.

La prueba Trinity, realizada en la zona de Alamogordo, en el desierto de Los Álamos, Estados Unidos, fue el primer punto clave del Proyecto Manhattan, que buscaba crear la bomba atómica antes que los nazis, en la Segunda Guerra Mundial.

“Me he convertido en muerte, en destructor de mundos”. La frase, que pertenece al texto indio Bhagavad Gita, fue recordada por el líder del Proyecto Manhattan, J. Robert Oppenheimer, tras ver el descomunal efecto de Trinity.

La prueba Trinity y cómo vieron la bomba atómica los testigos

Esta bomba utilizaba como material fisionable el plutonio. La fisión, de acuerdo con el portal Foro Nuclear, es la reacción en la que un núcleo pesado, al ser bombardeado con neutrones, se convierte en inestable y se descompone, multiplicando el efecto.

Explica el diario El Periódico: “Según apuntaban los cálculos preliminares basados en la recién descubierta fisión nuclear, comprimiendo los átomos de plutonio presentes en el centro del dispositivo se aumentaría la presión y densidad de la sustancia y, de esta manera, se desencadenaría una reacción en cadena. De ahí la energía liberada por la explosión nuclear”.

A las 5:29:45, en la hora local, el dispositivo fue explotado, emanando una energía de 19 kilotones. Dejó un cráter de tres metros de profundidad y 330 metros de ancho.

Como cuenta Laurence en su narración, el cielo y las montañas circundantes se iluminaron por uno o dos segundos, desde el color morado hasta el verde, y finalmente al blanco. “(Subió) a una altura de más de 2.5 kilómetros, elevándose cada vez más alto hasta tocar las nubes, al tiempo que iluminó la tierra y el cielo con un brillo deslumbrante por su intensidad”, cerró el periodista del NY Times.

Científicos en Alamogordo, con J. Robert Oppenheimer (con sombrero) liderándolos (Popperfoto/Popperfoto via Getty Images)

Isidor Rabi, descubridor de la resonancia magnética nuclear y testigo de Trinity, describió, citado por la BBC: “Es la luz más brillante que he visto, o que creo que alguien haya visto. Estalla; se dispara; te atraviesa. Fue una visión que se veía más que con el ojo”.

La potencia de Trinity creó, además, el primer cuasicristal de origen humano. El material nació en la arena fundida de la zona, y antes solo se había visto en meteoritos. Por su origen, este cuasicristal se denomina trinitita.

La bomba Fat Man de Nagasaki, “hermana” de Trinity

Estados Unidos, en la búsqueda de la rendición de Japón para el final de la guerra en el Pacífico, lanzó bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945.

Imagen del hongo de la bomba nuclear Trinity (Historical/Corbis via Getty Images)

Para la fisión de la primera, Little Boy, se utilizó uranio; para la segunda, Fat Man, se utilizó plutonio, tal y como se probó con Trinity. Los resultados fueron devastadores para la población japonesa, que sufrió entre 150 mil y 250 mil muertes, sin contar los heridos y sus sucesores.

Desde entonces, solo se han realizado experimentos y pruebas, pero ninguna otra población mundial ha sufrido bombardeos directos de este tipo. El riesgo es permanente, mientras los países mantengan en su arsenal material nuclear.

Y todo comenzó con Trinity.

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