Ciencia

Estos árboles artificiales nos podrían ayudar a combatir las sequías

Suena como algo que podría pasar en un futuro distópico, pero más bien nos podría salvar de eso

Los árboles hacen muchas cosas por nosotros, con la fotosíntesis de sus hojas nos dan oxígeno. Además de que sirven de hogar y alimento para muchas especies de animales. Pero quizá una de sus labores más importantes es que ayudan a regular el clima.

Por un lado en la fotosíntesis absorben dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero y cuyo exceso nos ha llevado al calentamiento global; por otro, su participación en el ciclo del agua también es muy importante.

Entonces, tener más árboles implica un clima más templado, pero también más humedad en el ambiente. Así que la deforestación de muchas áreas promueve la sequía.

Por supuesto que sembrar más vegetación en esas zonas es la solución más directa, pero también hay otras opciones, sobre todo si el suelo no es tan propicio para las plantas.

Árboles sedientos

Las plantas son organismos autótrofos, eso quiere decir que fabrican su propio alimento a través de la fotosíntesis, en la que usan el dióxido de carbono de la atmósfera y la luz solar.

Para sobrevivir también necesitan agua, igual que todos los seres vivos. Como no pueden desplazarse deben tomarla del suelo en el que están y además llevarla a cada una de sus ramas, tallos, y hojas.

Para eso las plantas tienen algo así como un sistema que succiona el agua, usando una propiedad que se llama capilaridad. Esta es la capacidad que tienen los líquidos, como el agua, de subir por tubos muy angostos.

Este efecto es similar al que podemos ver cuando sumergimos una pajilla (popote, sorbete, bombilla, pitillo) en agua: podemos ver que sin absorber de él, algo de líquido sube.

Mientras más angosto sea ese tubo más alto sube el líquido y eso es lo que aprovechan las plantas, para lograr que el agua que absorben del suelo llegue incluso a las hojas de las ramas más altas, de un árbol de varios metros.

Imitar a la naturaleza

Justamente es este proceso, en el que se inspiró un grupo de ingenieros mecánicos y biomecánicos, para diseñar algo que podríamos llamar un “árbol artificial”.

Aunque no esperen que esto se parezca en mucho a un árbol real: no verán un tronco, ramas, ni mucho menos hojas. Pero sí está hecho para que varias partes de este diseño funcionen como lo hacen en la naturaleza.

Lo que podríamos considerar como el “tronco” del árbol artificial está formado por 19 tubos que están encargados de transportar el agua, aunque más que por el proceso de capilaridad, usan la evaporación.

Así, esos tubos llevan el agua hacia la “hoja”, que en el caso de este árbol artificial, es una placa de cerámica.

El material de la “hoja” no se eligió por casualidad, sino porque aunque parezca totalmente diferente a una hoja real, el material es poroso, lo que contribuye a crear la succión que hace que el agua suba por los tubos que forman el “tronco”.

Además la superficie de cerámica se recubrió con grafito, lo que oscurece la superficie, y contribuye a que con la exposición de la luz, se favorezca la evaporación y la succión del agua hacia la hoja artificial.

Aunque por ahora este árbol artificial es solo un prototipo y está lejos de sustituir a los árboles reales, puede resultar una buena opción para atraer el agua a la superficie en zonas de sequía. Y eso a la larga contribuiría a que hubiera más humedad y se pudieran sembrar plantas reales.

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