Ciencia

Glaciares: ¿somos responsables los humanos de su desaparición?

Estas grandes masas de hielo son importantes reservas de agua dulce

Desde hace algunas décadas sabemos que las actividades de los seres humanos han modificado de tal forma el ambiente que nuestra influencia es notable en cambios del clima.

El cambio climático global es una realidad a la que nos enfrentamos todos los días, que se manifiesta de muchas formas: sequías más largas, huracanes más devastadores, temperaturas extremas.

Este calentamiento global, también está causando que perdamos unas de las reservas de agua más importante que tenemos en la Tierra: los glaciares, que acumulan casi el 75% del agua dulce del mundo.

Nieves que no son eternas

Es posible que todos desde pequeños hayamos oído hablar del ciclo del agua: la forma en que ese líquido indispensable para la vida da vueltas por el planeta, evaporándose, condensándose, formando hielo y nieve, para precipitarse después y reiniciar este viaje.

Las nubes, la lluvia, las tormentas, nos muestran al ciclo del agua en acción, pero hay muchas partes de este que no son tan evidentes para nosotros.

La nieve es otra de ellas: dependiendo de en qué latitud vivimos estaremos más o menos familiarizados con las nevadas y aunque no sea algo cotidiano, sí lo podemos asociar a ese ciclo. 

Pero no toda el agua de la Tierra está circulando en ese ciclo sin fin, todo el tiempo: los glaciares son reservorios de agua dulce, en forma de enormes masas de hielo y nieve sobre la superficie del planeta, cubren aproximadamente un 10% de la Tierra.

La existencia de los glaciares está determinada por el clima: se calcula que la última gran glaciación, en la que se extendió la cantidad de hielo, fue hace unos 21,000 años.

También los cambios en las estaciones influyen en la dinámica de los glaciares: sus nieves retroceden a lo largo del año, aunque en general se mantiene una cierta cantidad del glaciar, que se extiende y se contrae, a lo largo del año.

Menos glaciares, menos agua

Cuando pensamos en este tipo de formaciones de hielo, las asociamos a climas muy fríos y lugares remotos, casi exclusivamente en los polos.

Es cierto que casi un 99% de los glaciares están en la Antártida y Groenlandia, pero en muchas montañas del mundo hay glaciares, que tienen un papel importante como reservas de agua.

Cuando pensamos en que el calentamiento global derretirá los glaciares, imaginamos cómo subirá el nivel del mar, pero antes de ese escenario apocalíptico, lo que pasa ahora mismo cada vez que desaparece un glaciar, incluso pequeño, perdemos una fuente de agua dulce.

La mujer blanca, que ya no lo es tanto

En México, un grupo de científicos de la UNAM declararon recientemente la desaparición total del glaciar Ayoloco.

Estaba localizado en la cumbre del volcán Iztaccíhuatl, que en náhuatl quiere decir “mujer blanca”, porque la montaña parece ser la silueta de una mujer recostada, cubierta con un manto blanco, de nieve.

La desaparición de este glaciar, sin duda empieza por afectar el paisaje, pero su impacto va más allá.

Las comunidades cercanas sufrirán escasez de agua y se alterará el clima de la región: lloverá menos y habrá temperaturas más altas a lo largo del año. 

Para certificar y recordar este terrible evento, investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM, colocaron una placa que dice:

 “Aquí existió el glaciar Ayoloco y retrocedió hasta desaparecer en 2018.

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