Sociedad

Torres celulares, en la mira de neonazis y teóricos de conspiraciones

Durante los eventos del 6 de enero pasado, en los que un grupo de seguidores de Donald Trump asaltaron el Congreso de Estados Unidos para evitar la certificación de Joe Biden como presidente electo, se descubrió que varias personas también destrozaron torres celulares.

De acuerdo con el portal The Intercept, el 5 y 6 de enero el Departamento de Seguridad Nacional emitió informes de vandalismo contra torres celulares en Nueva York, Virginia Occidental y Tennesee. Se derribaron, pero también se cortaron cables de fibra óptica.

Ahora se conoció un informe de la Oficina de Inteligencia del Departamento de Policía de Nueva York. Según éste, neonazis, teóricos de conspiraciones y supremacistas blancos deseaban “incitar al miedo, interrumpir los servicios esenciales y causar daños económicos”.

El informe, citado por The Intercept, señalaba que estos ataques tenían como meta “fomentar una desconfianza general hacia el gobierno”. En un grupo de chat neonazi infiltrado por la Policía de Nueva York se hablaba de apoyar “firmemente la explotación de los disturbios civiles en Estados Unidos atacando la infraestructura del país”.

“En los últimos meses”, recalca el informe de la Oficina de Inteligencia del NYPD, “extremistas supremacistas blancos, neonazis, grupos de extrema derecha de Telegram y teóricos de la conspiración en línea han hecho hincapié en atacar valiosos objetivos críticos de infraestructura”.

Cuando las conspiraciones apuntan contra las torres celulares  

Los oficiales de inteligencia citan también un ataque previo, ocurrido el 25 de diciembre de 2020.

Anthony Quinn Warner, impulsado por teorías de conspiración y paranoia, colocó una bomba fuera de un edificio de AT&T en Nashville, Tennessee.

Pero este tipo de situaciones no ocurre solo en Estados Unidos. La desconfianza, generada por las teorías de conspiración, también es común en otros países.

Por ejemplo, en 2020 se acusó a las torres celulares 5G en Europa de causar el coronavirus en la población, debilitando el sistema inmunológico de las personas. Varias fueron derribadas o incendiadas en el Reino Unido, Países Bajos, Irlanda, Bélgica y Suecia, sobre todo en zonas rurales de esas naciones.

“Vincularlos es un disparate”, indicó el Gobierno del Reino Unido en su momento.

Latinoamérica es también caldo de cultivo para las teorías conspiratorias

También se observó una situación similar en Bolivia. Varios habitantes de San Julián, Ichilo y Yapocaní derribaron torres celulares en junio de 2020, temerosos de la tecnología 5G.

Lo peor: este tipo de avances aún no había llegado al país.

El Ministerio de Gobierno de Bolivia calificó de “ataque terrorista” la quema de las torres, sobre todo porque la Agencia Nacional de Hidrocarburos del país depende de la red.

“Que lo tengan claro los autores materiales y los intelectuales, los que revientan antenas, los que les aplauden y los que se los ordenan desde lejos: no vamos a permitir violencia ni el caos en nuestra patria”, señaló Arturo Morillo, ministro de gobierno interino. Se mezcló el hecho también con la violencia política en el país en 2020.

La Organización Mundial de la Salud aclaró a principios de la pandemia que los virus “no se desplazan por las ondas electromagnéticas ni por las redes de telefonía móvil”.

“El COVID-19 se está propagando en numerosos países en los que no existe una red 5G”, afirmó la OMS.

Elmer Huerta, médico con espacio en la CNN, se encargó de desmentir también el señalamiento de que la tecnología 5G debilita las defensas, por lo que las personas pueden ser propensas a cualquier enfermedad. “No existe ninguna evidencia científica que avale esa teoría, la cual pertenece al grupo de teorías de conspiración”, recalcó Huerta. “Es imposible, con el estado actual de la ciencia, adosar partículas químicas virales a ondas electromagnéticas. No tenga temor”.

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