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¿El dinero puede comprar la felicidad? La respuesta rápida: sí

No es una discusión filosófica, es el resultado de un estudio: con el bienestar logrado por el dinero nace la percepción de la felicidad.

Una de las discusiones filosóficas en la vida es saber si el dinero puede comprar la felicidad. Al menos, un estudio lo asevera: sí la puede comprar.

La investigación del doctor Matthew Killingsworth, de la Universidad de Pensilvania, analiza el vínculo entre la riqueza y el bienestar.

Los expertos sugieren que tener un ingreso más alto da a las personas un mayor sentido de control sobre sus vidas. Por esto, pueden alcanzar la felicidad.

 

¿Cuáles son los tipos de bienestar y qué relación tienen con la felicidad, según los expertos?

Antes que todo, definamos los tipos de bienestar.

  1. El bienestar experimentado, en el que se ubican los sentimientos de las personas durante los momentos de la vida.
  2. Y el bienestar evaluativo, la evaluación de las personas de su vida, esa que ocurre cuando las personas se detienen y reflexionan.

Killingsworth estudió 1.725.994 informes de bienestar de 33.391 estadounidenses. En momentos aleatorios, los participantes respondían a una pregunta por teléfono: “¿Cómo te sientes en este momento?”.

Los datos fueron recogidos por el proyecto Track your happiness, que utiliza el método de muestreo de la experiencia. De forma aleatoria se les pidió que respondieran preguntas sobre su experiencia en el momento previo a la consulta.

El bienestar aumentó linealmente con los ingresos del hogar. A mayores ingresos, aumenta la sensación de tener todo bajo control. Allí es donde nace la felicidad.

Según Killingsworth, “el hallazgo ha sido el foco de atención sustancial de los investigadores y el público en general. Se basa en un conjunto de datos con una medida de bienestar experimentado que puede o no ser indicativo de la experiencia emocional real”.

“Más de un millón de informes en tiempo real sobre el bienestar experimentado lo demuestra”, señala.

El resultado de la investigación de Killingsworth puede encontrarse en el portal del PNAS.

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