Ciencia

Huevos falsos con GPS exponen al comercio de tortugas marinas en Costa Rica

Conservacionistas colocaron huevos falsos con GPS en nidos de tortugas marinas. ¿Hasta donde llegaron? Una curiosa historia protagonizada por científicos ingleses y costarricenses.

Para demostrar la gravedad del ilegal comercio de tortugas marinas, un grupo de conservacionistas colocó huevos falsos con GPS en un nido. ¿Hasta dónde llegaron?

Ocurrió en Costa Rica, y lo realizaron expertos de la Universidad de Kent. Existe un acuerdo internacional que prohíbe el comercio de huevos de tortuga marina, pero es vulnerado por personas inescrupulosas.

El estudio fue publicado en la revista Currrent Biology, y el equipo está conformado por seis científicos.

La protección a las tortugas marinas se encuentra en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas. Dependiendo de la especie, una tortuga marina puede poner entre 50 y 200 huevos.

 

Conoce al InvestEGGator, el señuelo para proteger a las tortugas marinas

¿Cómo son los huevos (eggs, en inglés)? Los llaman InvestEGGator, están hechos en 3D y equipados con dispositivos de rastreo GPS. Luego de ser recogidos por comerciantes locales, son llevados a restaurantes y bares, donde los huevos de tortugas marinas se venden como una exquisitez.

“Los huevos de tortuga básicamente parecen pelotas de ping pong, y queríamos saber a dónde los llevarían. Así nace el InvestEGGator”, apunta Kim Williams-Guillén, una de las investigadoras.

Los señuelos emitían una señal por hora, proporcionando hasta cinco pistas. Con ellas se identificaron las rutas de tráfico.

¿Cuáles fueron los destinos? Lo explican los conservacionistas:

  1. Propiedades residenciales, una de ellas cercana a un bar.
  2. Un supermercado, donde se presume que no se vendió allí, sino que fue entregado de un traficante a un comprador.

La gran certeza es que la mayoría de los huevos no salen de la zona. “Saber que una alta proporción permanece en el área local nos ayuda a orientar nuestros esfuerzos de conservación”, señaló Helen Pheasey, de la Universidad de Kent.

“Sabemos dónde están los consumidores, lo que nos ayuda a centrar las campañas de reducción de la demanda”, recalcó la profesora Pheasey.

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