Ciencia

Académicos de la Universidad de Chile hacen preocupante llamado por presupuesto en Salud Mental

En el marco del Día Mundial de la Salud Mental que se celebra este sábado 10.

Este sábado 10 de octubre se conmemora mundialmente el Día de la Salud Mental; una iniciativa impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que busca relevar las temáticas de salud mental y el derecho de los y las ciudadanas al acceso a un tratamiento eficaz y a tiempo para prevenir patologías; y abordar las ya existentes. Desde la Universidad de Chile nace la propuesta #SaludMentalEsSalud que busca aumentar el presupuesto destinado por el Estado en temáticas de Salud Mental y poner sobre la mesa temas invisibilizados como las problemáticas de salud mental en la sociedad que no necesariamente constituyen patologías.

Esta propuesta surge de un grupo de profesionales y académicos de la Universidad de Chile de distintas disciplinas que se unen a raíz de la preocupación  por la salud mental de nuestro país, especialmente después de las repercusiones a largo plazo de la crisis sanitaria. Emplazan al Gobierno y el Congreso a aumentar el presupuesto anual en salud mental; desarrollando estrategias intersectoriales de políticas públicas con el trabajo de organizaciones civiles. En paralelo, se hace necesario abordar de manera diferenciada la problemática de salud mental en grupos vulnerables; como la infancia, la vejez y población de riesgo social

La iniciativa busca enfatizar dos puntos principales; primero, aumentar el presupuesto destinado a Salud Mental llegando a un 6% del presupuesto del Ministerio de Salud para cubrir las necesidades en el sistema público. Actualmente, y en años previos este número se mantiene cercano al 2%, (es decir, por cada 100 pesos que se invierten en salud, sólo 2 van a salud mental). Este dinero debería invertirse de forma tal que impacte directamente a la población más afectada (actualmente solo el 38,5% de las personas con enfermedades mentales recibe tratamiento), en riesgo social y de la tercera edad; a través de un impulso económico a los servicios públicos de salud que permitan el acceso directo de las personas a los especialistas, potenciando CESFAM, dotación de profesionales en espacios públicos de salud y también educativos.

En el segundo punto, se busca igualar las coberturas de los tratamientos de Salud Mental con las existentes para el resto de las enfermedades físicas en todos los planes de salud del sistema Isapres; actualmente la cobertura promedio de enfermedades de salud física en el sistema privado es de un 60%, cuando se trata de Salud Mental esta cobertura es sólo la mitad, es decir, en promedio un 30%. En paralelo, hay una serie de restricciones que se aplican en planes de salud que limitan, por ejemplo, la hospitalización psiquiátrica, número de consulta y pago de licencias, por lo que además de terminar con la discriminación en los casos de enfermedades de salud, se requiere asegurar una mejor dotación tanto de personal como implementos para poder ofrecer tratamientos integrales.

Esto se suma al documento enviado desde la Universidad a la Mesa Social Covid-10 en el que se alerta del impacto que tendría la pandemia, el confinamiento y la crisis económica en la salud mental de las personas.

La situación actual en Chile

“Se puede evidenciar una crisis”, afirma Carlos Ibáñez Piña, psiquiatra y académico de la Universidad de Chile. Actualmente Chile es considerado por la OMS entre los países con mayor carga de morbilidad por enfermedades psiquiátricas en el mundo, alcanzando un 23,2%. Según datos de la última Encuesta Nacional de la Salud, se estima que una de cada tres personas en la mayores de 15 años han sufrido un trastorno psiquiátrico en su lapso  de vida y además, sólo en el último año un 22,2% ha tenido complicaciones.

“Si pensamos que la salud es un derecho, la salud mental por consiguiente también lo es”, explica Carlos Ibáñez, “lamentablemente aquí existe un estigma y una discriminación muy grande por los problemas de salud mental. Se ha ido postergando esta necesidad, no por motivos técnicos, porque los datos del punto de vista de la Salud Pública están disponibles hace mucho tiempo y muestran que hay tratamientos efectivos y que esta brecha que se ha ido manteniendo durante muchos años no tiene ninguna justificación racional, y en parte está producida probablemente por esta discriminaciónque existe contra los problemas de salud mental; además del estigma que se malentiende los problemas de salud mental con problemas de debilidad moral, de malas costumbres y no se abordan como debiesen”.

A todo lo anterior, se suma la pandemia por Covid-19 que, en palabras de Consuelo Aldunate, psiquiatra y académica de la Universidad de Chile “viene a agudizar una crisis ya existente (…) En esta oportunidad, el día Mundial de la Salud se conmemora en un momento en el que nuestras vidas han sido considerablemente alteradas y hemos tomado un poco más consciencia del impacto que han tenido los últimos meses en la salud mental”.

Durante la pandemia, un grupo de investigadores e investigadoras de la Universidad de Chile realizaron el estudio Vida en Pandemia, que capturó las sensaciones de la ciudadanía en medio de la pandemia. El estudio longitudinal concluyó en su primera publicación que el 73% de las personas de menores ingresos -de 2.552 personas consultadas- declara tener problemas para pagar créditos de consumo, en tanto que un 56% de ellos los tiene para comprar artículos básicos; esto genera una sensación de constante angustia y la prevalencia de sentimientos como incertidumbre, temor, y desesperanza.

El psicólogo y académico de la Universidad de Chile, Roberto Aceituno, uno de los investigadores del estudio afirma que “la situación actual, en esta crisis sanitaria, económica y social, deja en evidencia condiciones previas asociadas al malestar subjetivo (y también social). Si bien los datos epidemiológicos dan cuenta desde hace mucho tiempo de experiencias ligadas a la ansiedad, los estados depresivos, el consumo abusivo de alcohol y sustancias, es necesario considerarlos a la luz de fenómenos psicosociales y no solamente médicos”.

Vía comunicado de prensa Universidad de Chile.

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