Ciencia

Egipto bajo el agua: conoce los restos de un templo en una ciudad hundida

Heracleion, una ciudad del antiguo Egipto, se encuentra en parte bajo el agua. Su tesoro es infinito, según lo hallado por los arqueólogos.

En la antigüedad, Hércules (o Heracles, para los griegos) visitó este punto al norte de África. Desde entonces, la ciudad se ganó el derecho de llevar el nombre del semidiós. Es Heracleion, antiguo puerto de Egipto y hoy bajo las aguas.

Nadie sabe qué hizo Hércules en esas tierras, quizá solo estuvo de paso. Pero la fama quedó y el puerto es mencionado por historiadores como Diodoro Sículo, Estrabón y hasta el mismísimo Heródoto, padre de la ciencia.

 

El desarrollo y hundimiento de Heracleion

Originalmente, la ciudad-puerto fue construida por los faraones en el siglo XII antes de Cristo sobre varias islas del delta del Nilo. La comunicación se realizaba gracias a los canales de navegación.

Era el principal puerto de la civilización africana, hasta que su importancia empezó a decaer con el crecimiento de Alejandría.

Heracleion pasó al olvido y, con el paso del tiempo y los movimientos tectónicos, terminó bajo las aguas. En parte, al menos.

A principios de la década del 2000 varios arqueólogos descubrieron sus ruinas bajo las aguas del Nilo. Llegaron a encontrarse restos de un templo, monedas y joyas de oro.

El templo estaba consagrado a Khonsu, hijo de Amón… conocido entre los griegos como Hércules. Se desconocen las medidas exactas, pero siempre se habló sobre su extraordinaria belleza.

Además, hallaron parte de un bote ceremonial, que podría haber llegado a medir 13 metros de largo por cinco de ancho. Franck Goddio, un reconocido arqueólogo, lideró el equipo que descubrió Heracleion hace ya dos décadas.

 

Ptolomeo II, el sabio faraón de Egipto

Entre las monedas de bronce y oro que encontraron las más antiguas son de la época del Rey Ptolomeo II. Éste reinó entre 285 y 246 antes de Cristo, y fue reconocido como diplomático e impulsor de las ciencias y las artes.

Antecesor de la gran Cleopatra, Ptolomeo II se encargó de llevar a Alejandría los restos de Alejandro Magno. Sin embargo, nunca se han encontrado.

A dos décadas del descubrimiento de las hundidas ruinas de Heracleion, evocamos su antigua preeminencia sobre los puertos de Egipto.

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