Por primera vez un estudio, a gran escala, determina la relación entre el retraso en el habla de niños pequeños con la frecuencia e intensidad de los berrinches. Para ello, investigadores de la Universidad Northwestern desarrollaron la investigación que abarcó a 2.000 participantes.
Los resultados confirman una tesis que hasta ahora era una suposición: los pequeños “con menos palabras habladas tienen berrinches más frecuentes y severos que sus compañeros con habilidades lingüísticas típicas”.
“Esperamos que los niños pequeños tengan berrinches si están cansados o frustrados, y la mayoría de los padres conocen un berrinche cuando lo ven”, explicó la investigadora co-principal Elizabeth Norton, profesora en el departamento de ciencias de la comunicación y trastornos en Northwestern.
Pero no muchos padres -advierte- saben que ciertos tipos de berrinches frecuentes o severos pueden indicar riesgo de problemas de salud mental posteriores, como ansiedad, depresión, TDAH y problemas de conducta”.
Aseguró que la irritabilidad y el retraso en el habla podrían desarrollar trastornos a largo plato en el lenguaje y aprendizaje. De hecho, estiman que un 40% de estos niños tenderá problemas que afectarán su rendimiento académico.
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Niños en problemas
Para comprobar su tesis, los investigadores tomaron una muestra nacional, que incluyó niños de entre 12 y 38 meses. Sus padres debieron responder preguntas sobre su lenguaje y su comportamiento durante los berrinches.
En este caso, un “hablador tardío” es un niño pequeño que usa menos de 50 palabras o no las combina cuando tiene dos años. El estudio, publicado en el Journal of Applied Developmental Psychology, determinó que tienen predisposición a tener berrinches severos y / o frecuentes a casi el doble del tiempo.
Pero, ¿qué es un berrinche severo? Cuando su hijo contiene la respiración, golpea o patea. Los investigadores advierten que los niños que a diario tienen este comportamiento pueden necesitar ayudar para “promover sus habilidades de autocontrol”.
“Todos estos comportamientos deben entenderse dentro del contexto del desarrollo», dijo Lauren Wakschlag, profesora y vicepresidenta del departamento de ciencias sociales médicas de la Facultad de Medicina y directora de Instituto de Innovaciones en Ciencias del Desarrollo (DevSci) de la Universidad Northwestern.
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Recomendación para los padres
Al ser el primer estudio que vincula el vocabulario de los niños con berrinches, especialmente a partir de los 12 meses, los investigadores recomiendan a los padres mantener la calma.
“Los padres no deberían reaccionar de forma exagerada solo porque el niño de al lado tiene más palabras o porque su hijo tuvo un día con muchos berrinches fuera de control”, señaló Wakschlag.
De hecho, explica, que una preocupación exacerbada aumenta el riesgo de que los problemas de lenguaje y conducta interfieran “con las interacciones saludables con quienes los rodean”.
Su objetivo es elaborar herramientas que los pediatras y padres puedan usar para saber en qué momento encender las alarmas y llevar a cabo una intervención temprana.