Ciencia

A propósito de las 40 horas: Las investigaciones que apoyan los beneficios de la reducción de jornadas de trabajo

Durante estas horas se discute en el Congreso el proyecto de ley de la diputada Camila Vallejo sobre las jornadas de 40 horas.

Estos días en el Congreso Nacional se discute el proyecto de ley de la diputada comunista, Camila Vallejo, para reducir a 40 horas las jornadas de trabajo a la semana para los chilenos.

Siendo el año 2019, Chile aún está muy al debe en cuanto a sus horarios laborales. Sólo hay que destacar que en 1926 la compañía estadounidense Ford ya había logrado las 40 horas.

Henry Ford dijo acerca de la decisión: «Ya es hora de deshacernos de la noción de que el ocio para los trabajadores es ‘tiempo perdido’ o un privilegio de clase».

En Latinoamérica sólo 2 países tiene jornadas de trabajo de «40 horas». Ecuador y Venezuela, mientras todos los demás países fluctúan entre las 41 y las 48 horas semanales. En este último caso está Uruguay, Paraguay y Argentina.

Qué dicen las investigaciones sobre las 40 horas y menos

El historiador económico inglés, Robert Skidelsky, en un documento llamado «How to Achieve shorter working hours», contó por qué cree que es importante disminuir las jornadas laborales.

La gente debería tener que trabajar menos para ganarse la vida. Tener que trabajar menos en lo que uno necesita hacer, y más en lo que uno quiere hacer, es bueno para el bienestar material y espiritual. Reducir el tiempo de trabajo, el tiempo que uno tiene que trabajar para mantener vivo ‘cuerpo y alma’, es, por lo tanto, un objetivo ético valioso.

Básicamente el argumento de Skidelsky señala:

  1. las personas generalmente son más felices cuando dedican tiempo a lo que quieren hacer, en lugar de lo que tienen que hacer para obtener un ingreso
  2. Por lo tanto, menos tiempo dedicado al trabajo y más tiempo libre promoverán la felicidad (o el bienestar)
  3. Promover la felicidad (o el bienestar) es éticamente deseable, por lo que es éticamente deseable reducir la cantidad de horas que una persona tiene que trabajar.

Otros estudios

Incluso hay estudios que avalan que la jornada debe ser menor a las 40 horas, como un estudio en el American Journal of Epidemiology : a menos horas, mayor capacidad de tareas mentales.

En comparación con trabajar 40 horas a la semana como máximo, trabajar más de 55 horas a la semana se asoció con puntuaciones más bajas en la prueba de vocabulario tanto en la línea de base como en el seguimiento. Las largas horas de trabajo también predijeron una disminución en el rendimiento en la prueba de razonamiento.  Se obtuvieron resultados similares al utilizar las horas de trabajo como una variable continua; Las asociaciones entre las horas de trabajo y la función cognitiva fueron sólidas para los ajustes de varios factores de confusión potenciales, incluyendo edad, sexo, estado civil, educación, ocupación, ingresos, enfermedades físicas, factores psicosociales, trastornos del sueño y conductas de riesgo para la salud. Este estudio muestra que las largas horas de trabajo pueden tener un efecto negativo en el rendimiento cognitivo en la mediana edad.

Otra investigación del profesor John Ashton, presidente de la Facultad de Salud Pública del Reino Unido, habla de los beneficios de reducir horarios laborales.

«Cuando se observa la forma en que llevamos nuestras vidas, el estrés que sufren las personas, la presión sobre el tiempo y la ausencia por enfermedad, la salud mental [relacionada con el trabajo] Es claramente un problema importante. Deberíamos avanzar hacia una semana de cuatro días porque el problema que tenemos en el mundo del trabajo es que tienes una proporción que está trabajando demasiado y una proporción que no tiene trabajo».

Más estudios

Finalmente la OCDE también preparó informes sobre la salud mental de la población con altas horas de trabajo.

Un análisis de la distribución de síntomas depresivos según tipo de relación laboral muestran que un 17,6% de las personas que han firmado un contrato laboral presentan sintomatología depresiva moderada a severa, mientras que entre los trabajadores y trabajadoras sin contrato (trabajo informal) esta cifra se eleva a 22,2%”

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