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Las hormigas nos revelan cómo deberíamos evitar los atascos viales

Las hormigas son capaces de evaluar el hacinamiento en cada punto y ajustar su velocidad para que el desplazamiento sea óptimo.

Lo más estresante para los seres humanos que poseen un vehículo son los atascos viales, colas y el apabullante caos en las carreteras, calles y autopistas. Por muchos, años los ingenieros y expertos en el área vial han dedicado horas y horas de trabajo para planificar soluciones que minimicen estos congestionamientos.

Ahora, los investigadores han volcado su vista a unos diminutos especímenes, a los más pequeños de la naturaleza: las hormigas. Estos insectos eusociales, pertenecientes al orden de los himenópteros, tendrían el secreto para evitar los congestionamientos en las carreteras con circulación de doble sentido.

Durante siglos, e incluso milenios, dicho insectos tienen la brillante y sorprendente capacidad para desplazarse en línea recta, cargando objetos mucho más pesados que su propio cuerpo y sin chocarse en el camino con sus compañeras. Este comportamiento es lo que ha llamado la atención de muchos investigadores.

Hormigas organizadas

Hace poco, un grupo de científicos de las Universidades de Toulouse, Arizona y Adelaide, decidió grabar 170 experimentos en los que se dejaba a varios grupos de diferente tamaño de hormigas fluir por el interior de una serie de puentes, ubicados entre su hormiguero y una fuente de alimento.

Concretamente, usaron circuitos de diferentes anchos, 5mm, 10mm, y 20 mm, y cantidades de insectos que variaban desde 400 hasta 25.600. De este modo, observaron cuáles son los puntos clave de su buena circulación, aunque por desgracia son difícilmente aplicables por los humanos.

La razón, según describen estos investigadores en un estudio publicado en eLife, reside en un ajuste muy concreto de la velocidad en casos de necesidad.

El secreto de la “velocidad”

Los científicos descubrieron que ante un aumento de densidad en su camino, las hormigas son capaces de evaluar el hacinamiento en cada punto y ajustar su velocidad para que el desplazamiento sea óptimo.

Curiosamente, si el camino estaba moderadamente ocupado, aumentaban la velocidad, hasta que, llegados a un momento en que se estaba alcanzando la saturación de la zona, la bajaban hasta que fuese necesario.

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