Ecología

Contaminación lumínica: al año se pierde hasta un 4% de los cielos oscuros

La Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile advierte sobre sus efectos en el planeta y el ser humano.

Poco a poco los cielos oscuros van desapareciendo. Esa es la advertencia que el director de la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile, Pedro Sanhueza, esgrime cuando apela a la necesidad de combatir la contaminación lumínica.

“Las estadísticas dicen que hay un crecimiento del 2 al 4% anual en la pérdida de los cielos oscuros”, aseguró a El Tiempo de Bogotá después de participar en un foro de la Universidad Libre.

Aunque espera que no dejen de existir, admite que esa la tendencia. “Las zonas donde la población humana va creciendo son lugares donde este fenómeno va a empeorar”, dijo. Mientras que en los espacios rurales, como el Amazonas, todavía podrán encontrarse.

Detrás de este fenómeno está la contaminación lumínica, provocada principalmente por las fuentes artificiales de luz. “Desde el momento en que encendemos las luces del automóvil, de la casa, en las calles y en las industrias, y le agregamos el componente espectral de las luces frías o blancas, va generando un brillo en el cielo, que impide que la ciudad entera pueda disfrutar el cielo nocturno”, señaló.

La contaminación del aire es otro factor que influye en la desaparición de los cielos nocturnos. “Ese material al chocar con la luz hace que el fenómeno se incremente. Mientras más blanca sea la luz, la dispersión será entre tres o cuatro veces mayor”, detalló.

Los efectos de la contaminación lumínica

Según Sanhueza los efectos de la pérdida de los cielos oscuros impactan en el planeta y en el ser humano. “Estaríamos desnaturalizando la noche, haciendo todavía más lejana la naturaleza. Y, ahora que estamos con la discusión del cambio climático, es todavía más perjudicial que la gente no experimente el fenómeno de la noche”, puntualizó.

En cuanto a la naturaleza refiere el ejemplo de las tortugas marinas:

La especie está programada cósmicamente para que cuando salgan de sus huevos partan hacia el mar, teniendo como referente la luz de la luna. Sin embargo, al existir iluminación artificial de tono frío en las playas, estos animales, al nacer, se desorientan por este foco, parten hacía otro lugar que no es el océano y mueren”.

El uso de luz artificial blanca tiene impacto en el descanso. En este caso el cerebro cree que todavía es de día y no genera melatonina (la hormona del sueño). “Incluso, si se vuelve acumulativo, puede incidir en casos de cáncer de próstata o de mama”, advierte.

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