Ciencia

Descubre los biberones de la Prehistoria: eran de arcilla y con forma de animales

Científicos de Universidad de Bristol en el Reino Unido determinaron qué alimentos daban a los pequeños hace 6.000 años.

Recipientes de barro regados por Europa fueron las pistas que un grupo de investigadores de la Universidad de Bristol en el Reino Unido siguieron para demostrar cómo eran los biberones de la Prehistoria y qué contenían.

Los resultados, publicados por la revista Nature, dejan evidencia el cuidado que en esa época el hombre procuraba a sus hijos. Según la autora principal del estudio, la arqueóloga biomolecular Julie Dunne, “es obvio que amaban a sus hijos de la misma manera que lo hacemos hoy”.

Para ello se remitieron a recipientes de arcilla del Período Neolítico, hace más de 6.000 años. Las vasijas de diferentes, tamaños y colores se hicieron más comunes a finales de la Edad de Broce y a principios de la Edad de Hierro.

Ello, explica Dunne, porque entonces el hombre prehistórico abandonó la caza y recolección y se dedicó a cultivar alimentos y domesticar animales. Entonces cuando creció la población, se hizo necesario crear biberones para sus hijos.

Develando el misterio

El uso de estas vasijas de arcilla, con formas de animales y pequeños tubos a un lado, era debatido por los científicos. Se presumía que era usado para alimentar enfermos y niños, pero no se había podido establecer con exactitud su utilidad.

Es por ello que Dunne se alió con una colega, Katharina Rebay-Salisbury, de la Academia de Ciencias de Austria, para estudiar su contenido. Tres recipientes de tapas grandes permitieron a la arqueóloga biomolecular tomar una muestra de su contenido.

Las vasijas fueron localizadas en tumbas de niños de la actual Alemania. Según un reportaje de la revista Discover, dos datan de entre los 800 a 450 a. C. y la tercera se estima sea de entre 1200 y 800 antes de Cristo.

Biberones de la Prehistoria
Las vasijas de arcilla tenían un pequeño tubo y distintas formas y colores.

Biberones de leche

Para Julie Dunne que estuvieran en tumbas de niños era un indicador que se traba de biberones prehistóricos. Sin embargo, fue el análisis de los restos de comida que contenían lo que validó su hipótesis: dos tenían leche de vacas, ovejas o cabras y el tercero una mezcla de leche vacuna con leche de cerdo o humana.

Para llegar a esta conclusión aislaron los isótopos estables de las grasas viejas, a través de análisis químicos. Los isótopos, explica la científica, son como “una firma molecular” y por ello lograron compararlos con los isótopos de las grasas de animales y plantas actuales.

Tags

Lo Último


Te recomendamos