Ciencia

Oficialmente podría haber vida en la luna, pero no sería extraterrestre

Una serie de microorganismos terrestres estarían vivos en la superficie lunar, debido al reciente choque de la nave espacial Bereshit.

Debido a su falta de atmósfera y a sus condiciones inertes, las posibilidades de encontrar vida en la luna jamás han sido altas. Sin embargo, tras la colisión en la superficie lunar de la cápsula israelí Bereshit, dichas posibilidades han aumentado de manera dramática.

La nave, que sería el primer módulo lunar privado en aterrizar en nuestro satélite, cargaba con una serie de microorganismos llamados tardígrados. Estos animales, conocidos comúnmente como «osos de agua», son el ser más resistente conocido en la Tierra. Sí, incluso más que las cucarachas.

Los tardígrados, descubiertos en el siglo XVIII, son similares a un gusano, con ocho pequeñas patas y un tamaño microscópico: menos de 500 micrómetros. Estos invertebrados son únicos: se han encontrado congelados en la Antártida y en desiertos áridos. Pueden sobrevivir en condiciones donde una gran mayoría del mundo animal perecería rápidamente, incluyendo la radiación y el vacío.

Para muestra, un botón: un grupo de tardígrados sobrevivió doce días el vacío espacial de la órbita terrestre baja el año 2007.

Casi criogenia animal

Para alcanzar este nivel de supervivencia, los tardígrados tienen un arma secreta. El microorganizmo se «marchita» en una diminuta vaina, expulsando su agua y reduciendo su metabolismo al mínimo. Este estado de «congelamiento» les permite sobrevivir en climas adversos, incluyendo las condiciones del viaje espacial y posterior choque con la luna.

Los tardígrados, al ser sumergidos en agua, vuelven a metabolizar. Esta resucitación no puede ocurrir en territorio selenita, pues no hay agua en su superficie. Pero hay científicos que afirman que es posible traerlos de vuelta, agregar agua y resucitarlos.

Por lo demás, la NASA parece no tener problemas al respecto, en particular por agregar vida a un lugar que necesita ser estudiado. Después de todo, tanto Neil Armstrong como Buzz Aldrin dejaron 96 bolsas con desechos humanos que hay que traer de vuelta en algún momento.

Quizá ahí comprobemos quién vivió más: si el tardígrado o los cientos de microbios en la caca de los astronautas.

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