El eclipse solar ha llegado a su fin, «la misión está cumplida y el ballet cósmico ha finalizado», los lentes más sobrevalorados de la historia han fallecido y sólo van a revivir por estas tierras y revenderse como pan caliente en la Araucanía en 2020 y todos volverán a la normalidad más absoluta después de una jornada sin igual; la del 92% de penumbra por dos minutos.
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Santiago de Chile vivió la jornada con ese cliché de la tensa calma y volcó a los cielos su mirada para observar esa mascada negra en el sol.
Pero todo comenzó temprano…muy temprano.
Cronología de un Eclipse Solar
La locura por los lentes para el eclipse no dio respiro el 2 de julio de 2019, fecha asignada por los astros y dioses para el evento astronómico más esperado del año. En el Metro Ñuñoa muy temprano una informal vendedora voceaba con gafas especiales en mano que quedaban pocas unidades, mientras en un hecho inédito, las ferreterías estaban colmadas con largas filas de gente buscando el vidrio especial de máscara de soldar.
Mientras tanto, en el buzón de mi casa una óptica anticipaba que podía ser un día lucrativo…
En la oficina los famosos lentes y el lugar de observación del eclipse era conversación obligada, mientras los Usain Bolt ya preparaban las zapatillas de clavo para después de almuerzo no volver más en una carrera veloz para ver el fenómeno.
Fayerwayer enfiló hacia el Cerro Calán, el que dicen era el mejor sitio de la ciudad para ver el eclipse. Más que mal ahí está ubicado el Observatorio de la Universidad de Chile.
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Arriba en la precordillera
El CATA (Centro de Aastrofísica y Tecnologías Afines) nos invitó amablemente a ver el «ballet cósmico» en el Cerro Calán. Para eso nos entregaron los correspondientes y millonarios ISO 12312-2 de Astronomy Valley y además nos agasajaron con tradicionales sopaipillas con pebre y unos recatados sánguches de jamón-lechuga.
Altos premios nacionales, científicos, profesores, estudiantes y la gran familia de todos ellos, conformaban la fauna que esperaría este 92% de penumbra desde la precordillera de la capital.
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Mucho interés siempre a cada momento y mucha expectación…bueno…
Con un contacto en directo con el teloneo del profesor José Maza desde La Serena y con música del «ALMA», todo estaba preparado para comenzar el eclipse.
Y para eclipsar el evento, obviamente la política hizo su arribo. Los ministros de Economía, Juan Andrés Fontaine y el de Bienes Nacionales, Felipe Ward fueron los primeros en llegar y ponerse en posición.
Pero claro, faltaba el dueño de casa, el incombustible Joaquín Lavín.
Había que ponerse en posición porque el momento de la umbra estaba llegando.
Ahí aprovechamos nuestra «experiencia» en celulares para sacar las mejores fotos con nuestros Huawei P30 Pro y Galaxy S10 (De nada por la mención…autogol de mediacancha). El compañero periodista Martín Calderón ubicó sus lentes sobre el lente de la cámara y procedió a sacar las instantáneas regalonas de este relato.
En fin…llegó el 92%, ese momento sublime, ese raspado de uña en el Sol, esa bandera de Pakistán en el cielo, ese momento de gloria para esos mugrosos lentes de cartón.
Y llegó el frío y se hizo la penumbra.
Dos minutos, sólo dos minutos de silencio absoluto y de purgatorio…para qué…para volver después a un eterno resplandor gris y poluto.
Al menos esta vez el recuerdo será en 4K y no en aquella cartulina que se atesora en la memoria como el único momento de gloria del eclipse de 1994.
En memoria: Lentes para el Eclipse Solar. 02/07/2019 15:30 hrs 02/07/2019 16:49 hrs Q.E.P.D