Transporte

Probando las bicicletas eléctricas Jump de Uber en Washington, D.C #UberElevate

Una experiencia nueva y que debería expandirse pronto.

Jump es una marca gigantesca en Estados Unidos de movilidad urbana, que con sus scooters y bicicletas eléctricas se han tomado las calles de varias ciudades de este país.

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Tal como el año pasado fuimos pioneros en probar el boom de los scooters, que ahora están repartidos por toda la región gozando de alto éxito y con nuevos actores tratando de penetrar el mercado, ahora es el turno del siguiente gran paso: la bicicleta eléctrica.

Hace ya un buen tiempo que están en las calles e incluso hay marcas que ya ofrecen el servicio en Chile, por ejemplo, pero recién ahora están alcanzando más notoriedad y es por una razón muy simple que en Uber nos explican: Faltaba ese espacio entre el scooter eléctrico y el auto, porque los primeros son ideales para distancias cortas, pero ya pasado de 1 kilómetro y medio puede hacerse algo tedioso, pero muchas distancias de las que recorremos en ciudad no valen la pena por lo largas que se hacen gracias al tráfico, es ahí donde la bicicleta eléctrica entra en acción.

Nosotros las tomamos en un grupo como de 10 personas y recorrimos más de 7 kilómetros y medio, con un precio aproximado de 9 dólares la hora, parecido a un scooter:

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La gracia es que, a pesar de ser bien pesadas y firmes, el esfuerzo que haces es casi nulo. Hay un sensor que siente que estás pedaleando y te impulsa, eligiendo tú el nivel de velocidad (del 1 al 3, siento 3 la mayor). Al final de cuentas te vas moviendo a unos 32 kilómetros por hora mucho más seguro que en un scooter, pedaleando tranquilo y sin derramar casi ni una gota de sudor. Todo con un sujetador para el celular, para que vayas viendo Google Maps, por ejemplo.

Ahora, evidentemente es más aparatoso que un patín, por lo que ir por la vereda se hace casi imposible y el tener que usar casco es un hecho.

¿Otra ventaja? Las subidas. Sucede que en un scooter o a pie el desafío puede ser mayor al enfrentarse a una pendiente, pero aquí no. Los autos pasaban al lado y los que no conocen el funcionamiento de estas bicis creen que es uno es un súper hombre, que totalmente erguido, sin esfuerzo y con cara de nada puede subir una calle extremadamente empinada, pero no, es el motor (a excepción de uno en el grupo, que por algún motivo no le anduvo bien, tuvo que parar y empezar otra vez. Las nuevas tecnologías pueden fallar).

Al contrario de otras soluciones de movilidad urbana, aquí no hay gente que se las lleve para la casa y las cargue. Uber las recoge todas y las lleva a su almacén, donde solo se recambia el módulo de la batería (en este nuevo modelo) que va en el marco. En un par de segundos están listas para volver a la acción. Activadas por GPS y listas para ser ubicadas y desbloqueadas con la misma app de Uber que probablemente ya usas.

Eventualmente estas bicicletas terminarán por reemplazar a las públicas o de arriendo que vemos en las ciudades, y al parecer ese futuro está más cerca de lo que creemos.

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