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Hellboy: entretenida y con más violencia que nunca, pero no mucho más [FW Opinión]

SIN SPOILERS. Vimos Hellboy, el regreso de nuestro demonio favorito a la pantalla grande, y está llenísimo de sangre y brutalidad.

La moda de las películas de superhéroes rated-R que Deadpool inició en ésta década es más real que nunca: Hellboy, el demonio nacido de la pluma de Mike Mignola, resucitó en una producción que contrasta absolutamente con el tono divertido, familiar y casi Marveliano de Shazam!, su competidor en las salas de cine.

¡Y vaya que resucitó! La película, que es una producción del propio Mignola, tomó una dirección completamente diferente al demonio más «PG» o «familiar» de Guillermo Del To(to)ro. De hecho, en Estados Unidos la cinta sólo puede ser vista por mayores de 18 años, y la calificación se paga: desde el primer momento y hasta la pelea final, Hellboy está plagada de escenas sangrientas y brutales que pondrían incómodo a Sam Raimi.

Dicha brutalidad es bastante gratuita en su mayor parte -el cómic jamás fue tan sangriento- pero al menos es un complemento a la acción de la cinta, que la tiene. De hecho, y sin ánimo de spoilear, la película es entretenida pero avanza sólo gracias a las escenas de acción, que son los puntos que me parecen más divisivos de la película.

La dirección de Neil Marshall es correcta en estos casos, pero siento que falló en darle una mejor interpretación a las escenas violentas, que parecen más sacadas de un supuesto videojuego de Hellboy que de una película. Si bien los encargados del VFX tienen algo de culpa, la responsabilidad de poner la cámara y de visualizar dichas escenas es del director.

De hecho, Marshall no es ajeno a efectos prácticos en cámara gracias a haber trabajado en Game Of Thrones, por lo que nos provoca mucha contrariedad que la mayoría de los efectos sean digitales.

Pero volvamos a la trama: después de fallar el rescate de uno de sus amigos en Tijuana, Hellboy queda al centro de una trama que busca devolver la oscuridad al mundo, a través de una bruja de la edad media que está recuperando sus partes. Todo esto bien sazonado con El Rey Arturo, experimentos nazi, dimensiones paralelas, ocultismo, y todo lo que convirtió a Hellboy en una historia de culto.

La película avanza de forma bastante entretenida durante sus poco más de dos horas de duración, en parte gracias a la acción ya mencionada, y por otro lado gracias al buen casting de David Harbour -Jim Hopper en Stranger Things- como Hellboy y a Ian McShane como el Profesor Broom, el padre de la criatura demoniaca.

Harbour nos transporta a un Hellboy más ‘adolescente’: de poco juicio, decisiones ambivalentes y amor por el alcohol y la autodestrucción, algo así como cualquier millennial deprimido. Su contraparte es Broom, que aparte de ser una máquina de la exposición de la trama, es la perfecta figura paterna para la versión más rebelde del ser que traerá el Apocalipsis.

El resto de los personajes se queda muy abajo en esta pasada: Milla Jovovich como la bruja Nimue es lo único rescatable de un elenco al que el guión parece haberle quedado chico, y donde la aparición y existencia de muchos de los personajes es bastante forzada.

Este punto se nota precisamente porque muchas de las escenas se sienten ‘comprimidas’ o cortadas en la parte final de la producción. La única conclusión que podemos sacar es que la película duraba muchísimo más, y para hacerla digerible y no un monstruo de tres horas, decidieron dejar partes de la trama en el aire.

Muchas de estas respuestas -o mejor dicho, explicaciones a lo que está pasando- son guiños para los lectores del cómic; puede que para los menos avezados con las historias de Mignola, mucho les quede en el tintero. ¿Quién es Baba Yaga? ¿Por qué el BPRD (la Agencia de Investigación y Defensa contra lo Paranormal) es tan importante? ¿Cómo se explica la existencia y poderes del Club Osiris?

Todas las líneas más o menos interesantes del relato quedan sueltas y no se resuelven de ninguna forma, dejando más preguntas que son inmediatamente reemplazadas por otra escena de acción.

En conclusión, Millenium Films -la casa productora de la película- se acostumbró demasiado a la acción sin explicación de sus éxitos en la pantalla grande como The Expendables, y en esta pasada nos faltó más espacio para querer a los personajes, entender sus motivaciones y relaciones.

Si bien Hellboy está cargada de acción, dicha potencia sin control no sirve de nada, y le hace un flaco favor a los que han tratado de acercar el mundo del cómic a las masas por años. Basta verla para darse cuenta que éste puede ser el próximo camino para las películas de superhéroes del papel, y no se ve como el mejor camino a seguir.

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