Telecomunicaciones

Referente chileno en satélites: “Tenemos que desarrollar nuestras propias tecnologías”

Conversamos con el profesor Marcos Díaz Quezada, coordinador del exitoso nanosatélite Suchai I, en el marco del Congreso del Futuro 2019.

Marcos Díaz Quezada es profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y es una de las mentes detrás del famoso proyecto Suchai I, que aún está en órbita. Sobre satélites y otros temas relacionados hablará en el próximo Congreso del Futuro, el cual se desarrollará desde el 14 al 20 de enero.

El profesor Díaz junto a los expertos de la casa de estudio están trabajando en la continuación del exitoso proyecto: el Suchai II y III. Por esto, conversamos con él sobre la contingencia en materia satelital del país y las posibilidades que se abren para diversificar su industria productiva.

FayerWayer: ¿Qué vas a exponer particularmente en el Congreso del futuro?

Marco Diaz: Esperamos exponer este nuevo concepto satelital y de exploración espacial junto con sus oportunidades para Chile. Vamos a mostrar lo que se ha realizado en nuestro país con los programas que hemos desarrollado y los que se vienen como Suchai II y III. Así mismo, queremos conectarlo con cosas ligadas a la astronomía, que es algo muy potente en Chile. El país busca cómo seguir aprovechando este gran conocimiento en el ámbito espacial y cómo convertirlo en un servicio que nos permita diversificar nuestra matriz productiva.

FW: Chile camina a ser una potencia astronómica, ¿de qué forma ayudaría potenciar nuevos proyectos satelitales?

MD: Cuando se tienen los satélites en órbita, tu tienes que bajar los datos. Para eso necesitas antenas y sistemas similares a los que se tienen en astronomía y que ya están ubicados en el país, en los mejores lugares. Tenemos mucha gente que está procesando datos, pero para ofrecer servicios satelitales tenemos que aprender a procesarlos bien y también aprender a desarrollar esa tecnología, para que nos permita, con nuestros presupuestos, poder innovar.

FW: Entonces, ¿tiene relación con generar una comunicación más fluida con los grandes volúmenes de información que se generan en la astronomía?

MD: Claro, en astronomía y también en otras áreas. Los satélites actualmente operativos son del orden de 2500, los que quedarán como basura espacial son casi 6.000. La empresa SpaceX pidió permiso por 12.000 satélites para los próximos años. Es decir, solo una empresa quiere doblar el número. Nosotros podemos observar asteroides desde la Tierra, podríamos apoyar el seguimiento de objetos, etc, pero para eso es importante aprender a procesar los datos.

FW: ¿A qué asocias este verdadero auge de satélites?

MD: En términos históricos, el área espacial nació en un contexto de guerra fría, en un ámbito militar y como una muestra de poderío. Hoy día se liberó ese conocimiento y hoy se están probando sistemas más riesgosos. Antes fallar era casi una vergüenza nacional, pero hoy día se quieren consolidar tecnologías que sean baratas y para hacer eso hay que equivocarse.

FW: Sin embargo, sigue quedando la duda en la opinión pública sobre por qué hacerlo a nivel local, cuando hay países que tienen más experiencia. ¿Por qué es importante potenciarlo a nivel local y aumentar la autonomía en el manejo de la información?

MD: Tiene que ver con la filosofía estratégica de que un país tiene que tener autonomía respecto a información, comunicación y estructura de datos. Así mismo, está el lado económico y comercial. Por ejemplo, Japón con Toyota; ellos no le venden solo autos a Japón, sino que lo hace hacia el mundo y es parte de su economía. Entonces, nosotros creemos que Chile, con estas ventajas que tiene para bajar datos, puede ser muy importante en este nuevo escenario. Tenemos cielos muy despejados para comunicaciones ópticas en el norte de Chile, por ejemplo, y la zona sur también es buena para bajar los datos.

Todo apunta a que Chile puede ser un buen HUB de procesamiento de datos satelitales y tenemos que ser expertos para trabajar en esa área. Por ende, tenemos que desarrollar nuestras propias tecnologías y antenas. Si no, lo que va a pasar, es que los demás van a venir a poner sus inversiones acá, y no vamos a trabajar ofreciendo los servicios al mundo.

Queremos ofrecer una nueva tecnología e infraestructura en el país que pueda ofrecer servicios al mundo, que termine siendo una fuente de ingresos distintas a las tradicionales en el país.

FW: Particularmente, sobre Suchai II y el Suchai III, ¿cuáles son las promesas de estos nanosatélites?

MD: El Suchai II y III son una extensión del Suchai I; tienen principios muy similares, pero llevamos tecnología mucho más de punta. El Suchai I fue nuestra prueba de concepto y el II y III seguirán estudiando el ambiente espacial. Creemos que el ambiente espacial se va a seguir poblando de satélites y necesitamos estarlo monitoreando para ofrecer servicios a esta suerte de “vehículos más grandes” sobre cómo está el ambiente espacial.

195 millones de pesos (lo que costó Suchai I), si bien es una suma importante, es una cifra bajísima para el ámbito satelital. Nuestro satélite ni siqueira cuesta un millón de dólares, entonces podríamos tener una “constelación”.

FW: Estos días han estado acaparados por China y su llegada al “lado oscuro de la Luna”. Dicen que no se fue antes por problemas de comunicación, ¿es tan así?

MD: Sí, es muy compleja, porque en ese lado, que no se ve desde la Tierra, no hay “línea directa”. Como la Luna es esférica, es difícil comunicarse (desde ese lado). Entonces, la forma de hacerlo es mandar a otros satélites que orbiten en Luna, que ese objeto recoja los datos y luego los mande a la Tierra. Pero ese satélite que orbita a la Luna se puede comunicar por unos minutos.

FW: ¿O sea que no están conectados permanentemente con la sonda?

MD: No, cada cierto tiempo, y hay ciertas dificultades. Ahí es donde surge la noción de enjambre. Supongamos que tuviéramos 100 de estos satélites orbitando la Luna. Eventualmente, quizás podría haber una comunicación continua. Resolver ese problema para estudiar la Luna, podría también dar ventajas para redes de comunicación en la Tierra. Se abren muchas posibilidades.

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