Ciencia

¿Por qué un cambio drástico en el polo magnético sería una catástrofe para nosotros?

Un cambio en el polo magnético o inclusive una inversión de polos podría amenazar especialmente a nuestro estilo de vida relacionado con la tecnología.

El campo magnético de la Tierra es un elemento fundamental para la vida existente sobre su superficie. A pesar de ello, pocos tienen idea de su relevancia y de cómo funciona. Sin embargo, en los últimos días el tema ha salido a relucir, pues se ha registrado un extraño fenómeno en torno al mecanismo del polo magnético.

Anteriormente explicamos que la Tierra es una gran roca cuyo núcleo está compuesto principalmente de hierro líquido y níquel. Las altas temperaturas que sufren estos metales provocan que estos estén en constante movimiento. Esta interacción lo que produce es que haya un campo magnético que cubre el planeta.

También llamada magnetósfera, esta capa invisible nos cubre de un gran peligro: la radiación. La fuente más inmediata de este es el Sol, que a menudo envía el llamado viento solar, una corriente de partículas energéticas potencialmente nocivas. Básicamente: la intensidad del campo magnético es lo que nos ha mantenido con vida hasta ahora.

El mecanismo de la magnetósfera recae en dos puntos clave del planeta. Se trata de los polos magnéticos, donde se concentra la fuerza de atracción de estos campos. Estos normalmente difieren de los polos geográficos, y se desplazan a cierta velocidad según el movimiento de los metales del núcleo. Normalmente este desplazamiento lo estudian los geólogos cada cinco años para tener registros exactos y los sistemas de posicionamiento global funcionen correctamente.

No obstante, se ha reportado que en los últimos años este movimiento ha sido más errático que de costumbre. Desde la década de los 90 el polo magnético norte se ha desplazado a una mayor velocidad y a puntos poco predecibles, lo que ha dado más trabajo a los geólogos. Curiosamente no se sabe a ciencia cierta la razón de este fenómeno.

Hipótesis sitúan que este suceso es el inicio de un proceso de inversión de los polos magnéticos de la Tierra. Si es así, sería un evento que no ocurre en el planeta en más de 700.000 años. Además, provocaría ciertas consecuencias para la vida como la conocemos.

Los problemas que surgirían

En realidad el polo sur del núcleo de la Tierra actualmente está apuntando hacia el norte y viceversa. Esto hace que el polo norte del imán de las brújulas sea atraído hacia el polo magnético norte (llamado así para evitar confusiones) del planeta. En caso de que se invirtieran los polos del núcleo, estos coincidirían con los polos magnéticos de la superficie.

Si asumimos que la inversión de los polos se va a dar, esto tardaría miles de años en ocurrir. De hecho, el resultado final no sería un problema muy grave. Tan solo requeriría ajustes en nuestros sistemas de posicionamiento.

La amenaza se daría en ese proceso lento de cambio. Investigaciones geológicas han demostrado que un proceso de inversión en los polos magnéticos debilita a la magnetósfera. Esto, a partir de evidencia hallada en rocas que datan de hace 780.000 años.

Debido a la debilitación del campo magnético, los efectos podrían ser muy notorios. Por ejemplo, la desestabilización durante un buen tiempo los sistemas de posicionamiento global. Además, las telecomunicaciones (de las que dependemos mucho) podrían quedar seriamente inutilizadas. Es decir, olvídate del GPS o de usar tu smartphone (a menos que se halle una solución momentánea).

La llegada del viento solar sería de forma más intensa, lo que podría dañar innumerables redes eléctricas y satélites. ¿Te imaginas las fallas energéticas masivas en lugares como hospitales, sedes de gobierno o plantas nucleares?

También afectaría directamente a los seres humanos. La gente en la Tierra podría sufrir niveles de radiación parecidos a los de un astronauta, lo que podría aumentar significativamente las posibilidades de cáncer.

Afortunadamente de ser cierto, la inversión de los polos podría tardar miles de años. Tendremos tiempo para prepararnos ante este evento (o tal vez no, si ya nos extinguimos por otros motivos).

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