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First Man: ¿Cuál fue el costo total de que el hombre llegara a la Luna? [FW OPINIÓN]

Fuimos a ver la película “First Man” y acá te dejamos nuestras impresiones. Otra mirada a la llegada del hombre a la Luna.

First Man, o El Primer Hombre en la Luna, es una biopic dirigida por Damien Chazelle (Whiplash, La La Land) y protagonizada por Ryan Gosling, en donde se pretende contar la historia de cómo Neil Armstrong logró lo que nadie más pudo hacer en la década de los 60: pisar el suelo de nuestro —aparentemente— único satélite natural.

Si bien nos podemos quedar con el relato que Chazelle nos entrega en primera instancia (“el hombre llegó a la Luna” y nada más), es necesario destacar que la cinta tiene varios niveles de lectura. Varios medios se han quedado sólo con lo primero y la han destrozado, pero acá le vamos a dar un par de vueltas de tuerca para llegar a la conclusión de que no, no es una mala película. Al contrario, es brillante.

Por una parte, la trama central nos cuenta el viaje del estadounidense al espacio, así como también los accidentados preparativos previos a este, todo visto siempre desde una perspectiva sumamente personal. Acá es donde exploramos en profundidad la personalidad de Neil Armstrong, un hombre reservado, quien sufrió la pérdida de su hija a la corta edad de dos años en 1961, justo en los albores de la carrera espacial norteamericana, hecho que, evidentemente forjaría a fuego la psique del astronauta en los años venideros.

Dentro de esta capa, y si bien las casi dos horas y media que dura la película se encargan de explicarnos todo con lujo de detalles, es en donde radica un punto ambivalente dentro de toda esta narración. Ryan Gosling es un actor que no se caracteriza por ser notablemente expresivo, no obstante, este papel en particular lo llevó a configurar un personaje que, a ratos, se siente plano, sin emociones, e incluso despreocupado y alejado de la realidad que lo rodea. Sí, suena desastroso, y más aún para una producción de esta envergadura, pero todo acá sucede por algo.

Consideremos la sociedad norteamericana de los años 60, en donde, por lo menos en ciertos estratos sociales, todo el mundo vivía de las apariencias —hecho que, honestamente, aún sucede en estos días—, por lo que había que pretender ser feliz y no tener mayores problemas. Esto me lleva a pensar que la actuación de Gosling sólo refleja eso, la máscara que las personas de ese entonces necesitaban ponerse para ser aceptados por sus pares y no ser tratados como parias, o los vecinos extraños, aún cuando estos mismos sabían que, por ejemplo, el astronauta había perdido a su hija de dos años producto de un tumor maligno, algo que, a todas luces, es tremendamente fuerte para cualquier padre.

Acá es donde llegamos a un nuevo punto de vista: sabemos que el astronauta ha tenido que pasar por experiencias fuertes y traumáticas, pero visto desde afuera, él es sólo un peón más. La cinta, posiblemente sin querer, resulta un interesante reflejo de la sociedad estadounidense de aquellos años, sobre todo desde una arista política.

Es por todos conocido que la NASA depende del Congreso de los Estados Unidos para recaudar fondos y sustentarse económicamente, pero basta con una sola mención explícita de este hecho —hay un par más, pero son muy sutiles— para que todas las piezas comiencen a encajar.

La Guerra Fría es el motor principal de esta historia, y de por qué el hombre —acá representado por la constante mención de un “héroe americano”— necesitaba llegar a la Luna. Una de las escenas finales muestra un intenso discurso de John F. Kennedy diciendo que la humanidad tenía que llegar a este lugar, no porque fuera fácil, sino que todo lo contrario, porque era muy difícil. Debemos tener en cuenta que, por esos años, los rusos habían vencido en casi todos los aspectos posibles a los Estados Unidos en el ámbito espacial, por lo que el hecho de llegar a la Luna era imperativo. Tenía que ser la declaración definitiva de que ellos, los Estados Unidos de América, por fin les ganaron, pero la pregunta que surge de inmediato es a qué costo.

First Man tiene un ritmo y desarrollo impecables que nos dirigen a esta pregunta final: ¿cuál fue el costo total de que el hombre llegara a la Luna? Y la respuesta es sencilla, pero a la vez tiene un cierto grado de complejidad que nos hace llegar a una conclusión muy oscura. Astronautas muertos, misiones fallidas, la duda de si todo este esfuerzo realmente valía la pena, y cientos de billones de dólares gastados en el fin último, en tiempos en que la sociedad norteamericana sufría todos los embates de la crisis económica y social que provocó la Guerra de Vietnam.

Ante todo esto, no es de extrañar que la polémica principal de esta película en el mundo real, fuera el hecho de que en ningún momento vemos a Armstrong enterrando la bandera de su país en la Luna, pero la cinta está lejos de ser antiamericana, tal como la han tildado otros medios de comunicación por estos días. La producción sólo nos muestra el hecho —a estas alturas, irrefutable— de que, a pesar del costo económico, social, político, y sobre todo humano que tuvo la sola intención de plantar a un hombre en nuestro satélite natural, según la visión de Estados Unidos, el fin efectivamente justifica los medios. Y claro, al final del día, todo está bien en la Tierra, porque el blanquito está en la Luna.

First Man, que acá llegó como El Primer Hombre en la Luna, llega a los cines chilenos el día 22 de noviembre.

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