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Bright: la nueva película de Netflix que los críticos odian y el público ama

La semana pasada Netflix estrenó Bright, una película de acción donde humanos, orcos y elfos conviven en un mundo urbano y actual. La cinta es protagonizada por Will Smith, un policía de Los Angeles que junto a su compañero orco -el primero en la fuerza policial- enfrentan el caos causado por una varita mágica que unos elfos de mala espina quieren para fines no muy nobles.

Con tamaña premisa, no es novedad que los críticos de cine la hayan apaleado. En Rotten Tomatoes la cinta cuenta con un 26% de aprobación y algunos no dudaron en catalogarla como “la peor película del año”.

Sin embargo…

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Antes de su estreno, Netflix le dio luz verde a una secuela de Bright. La cinta se realizó con 90 millones de dólares y la segunda parte probablemente rondará cifras similares. A su vez, y según reporte de Variety, cerca de 11 millones de personas ya han visto la película en el servicio, en una estimación que cuenta solo televisores y no computadores, tablets o teléfonos.

Eso sí, los números de Nielsen bien parecen ser un “desde”. Primero, porque están limitados solo a televisores a través de un sistema de reconocimiento de audio. Y segundo, por que los números de Nielsen se capturan solo en Estados Unidos, dejando fuera a -casi literalmente- todo el resto del mundo, donde Netflix goza de una alta popularidad.

¿Entonces? ¿Cómo puede ser Bright un éxito si Netflix invirtió mucha plata en ella y aprobó una segunda parte antes que alguno de sus suscriptores la viera?

La respuesta parece estar en que Netflix anticipó la recepción del público. La película en general, más allá de la crítica especializada, ha sido muy aceptada por la gente: en Rotten Tomatoes los usuarios la aprueban con un 88%. Y no son pocos usuarios: 12.333 al momento de escribir esto, en contraste con los 73 críticos que la destruyeron.

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Obviamente, Bright no es merecedora de un premio a mejor película o algo así. Pero si se mira el cuadro general, la producción tiene todos los ingredientes para gustarle al público de Netflix. Will Smith, a grandes rasgos, repite el papel que tanta popularidad le dio en la década de los noventa. Hay orcos y elfos y personajes de fantasía, pero inmersos no en un mundo medieval fantasioso sino en un contexto urbano, con el que se aprovecha para hacer algo de crítica social. Liviana y todo, pero se intenta.

A mi Bright me gustó. Es una película que definitivamente veré de nuevo más adelante. El universo es básicamente un Wolf Among Us sin personajes de fantasía. Y creo, como muchos más, que deja la mesa servida para contar más historias en ese universo. Tal vez de más policías. Tal vez de orcos no tan enojados cuyas canciones de amor son baladas y no death metal. O tal vez de elfos pobres, eso quizás sería curioso.

Tal vez nunca Netflix vaya a decir cuanta gente vio Bright (o cualquiera de sus otras películas), pero nadie invertiría tanta plata en producciones propias sin un buen motivo. Y Netflix, con toda seguridad, lo tiene.

Vean Bright. Porque si ya son suscriptores de Netflix, lo peor que podrían perder son dos horas de su tiempo. Quizás es hora de que los críticos de cine consideren eso.

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