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Así se descubrió una kilonova, el fenómeno astrofísico más importante del año

Por primera vez, astrónomos y observatorios de todo el mundo descubrieron el choque de estrellas de neutrones mediante la detección de ondas gravitacionales.

Para muchos es posible que el término kilonova sea desconocido. Se trata de una supernova “especial” resultante del choque entre estrellas de neutrones. Y astrónomos alrededor del mundo descubrieron recientemente una kilonova, por primera vez, mediante la detección de ondas gravitacionales.

El descubrimiento sucedió el 17 de agosto de 2017 a las 8:41 AM, cuando los observatorios LIGO y Virgo detectaron de forma casi simultánea señales provenientes del espacio en forma ondas gravitacionales. Pero además, el telescopio Fermi, actualmente en órbita alrededor de la Tierra, detectó una ráfaga de rayos gamma, lo cual coincidía con una teoría que debió esperar décadas para comprobarse: que el choque de estrellas de neutrones producían ondas gravitacionales y además rayos gamma.

Las señales detectadas por los diferentes telescopios y observatorios provenían de la misma dirección; en el caso de las ondas gravitacionales, los científicos dispusieron casi 100 segundos de información, mientras que la detección de rayos gamma duró apenas un segundo.

Un descubrimiento colaborativo

Si bien LIGO/Virgo y Fermi fueron los que encontraron las primeras señales del evento, la ubicación exacta de la Kilonova se conoció gracias al trabajo en conjunto de decenas de telescopios alrededor del globo.

Y es que, una vez cruzados los primeros datos sobre la procedencia de la Kilonova, observatorios repartidos por el planeta comenzaron a escanear el área hasta encontrar algo. Ese algo apareció en forma de “un nuevo punto de luz, parecido a una nueva estrella, que fue reconocido por cerca de 70 telescopios tanto en Tierra como en órbita”.

Este descubrimiento abre la puerta a la largamente esperada ‘astronomía de múltiples mensajeros’ ya que por primera vez observamos un cataclismo astrofísico a través de ondas gravitacionales y onda electromagnéticas, que son nuestros mensajeros cósmicos.

La astronomía de ondas gravitacionales ofrece nuevas oportunidades para entender las propiedades de las estrellas de neutrones, lo que no se puede lograr solo con el estudio de las ondas electromagnéticas.

Las estrellas de neutrones tenían apenas 20 kilómetros de diámetro y una densidad de masa de 1.6 veces la de nuestro Sol. Y ambas chocaron a una distancia de 130 millones de años luz de la Tierra, en un evento de magnitud tal que según los astrónomos, “sucede por casualidad 1 vez cada 80.000 años“.

“Espero que este descubrimiento sea recordado como uno de los eventos astrofísicos más estudiados de la historia”, indicó Laura Cadonati, investigadora de LIGO. Y no es para menos: hallazgos indican que materiales como el platino o el oro se forman gracias a este tipo de fenómenos y luego se dispersan a lo largo del universo.

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