Nadie puede negar que Kinect vivió una larga agonía en los últimos años. El periférico que fue lanzado originalmente para el Xbox 360 y luego empujado (casi a fuerza) con el Xbox One, morirá de una vez por todas.
Microsoft reveló que dejará de fabricar el sensor, sin embargo ese no es el fin de Kinect, al menos en términos de la tecnología. Kinect no regresará como Alf (en forma de fichas) pero su sensor principal es la base de HoloLens y otros como Cortana o Windows Hello.
Siendo honestos, jamás pensamos que Kinect podría tener éxito, sin embargo vivió mucho más tiempo de lo imaginado. Microsoft quiso competir con el Wii atrayendo a jugadores casuales. Contrario a Sony que copió al carbón la idea del WiiMote con PlayStation Move, Kinect ofrecía utilizar nuestro cuerpo como control.
El sensor de movimiento tuvo buena aceptación entre la comunidad de desarrolladores independientes, gracias a que Microsoft lanzó Kinect para Windows. El problema es que todo el posible éxito de Kinect a futuro terminó por diluirse luego que Microsoft se disparara en el pie al presentar el Xbox One.
Cuando la comunidad de usuarios pedía por una consola de videojuegos, Microsoft buscaba vender un sistema de entretenimiento todo en uno que incluía Kinect de manera obligada, disparando el precio de la consola.
La gente se quejó, Microsoft peleó por mantener su postura diciendo que Kinect y el Xbox One eran uno solo y al final de todo, la empresa de Redmond tuvo que cambiar la estrategia trayendo a un nuevo jefe que pudiera enderezar el barco.
Luego de ese tropiezo, Kinect no volvió a aparecer en las conferencias de prensa de E3 y su lugar fue ocupado por HoloLens. Al no contar con apoyo de Microsoft o los desarrolladores, la muerte de este periférico estaba anunciada y era cuestión de tiempo para conocer la fecha en que dejaría de producirse.
Curiosamente Kinect ha sido aprovechado en otros campos ya que su tecnología permite escanear objetos en 3D. Recientemente el Instituto Tecnológico de Massachusetts anunció que ha empleado Kinect para reconstruir en 3D el cráneo de un T-Rex.
Descanse en paz, Kinect. Siempre te recordaremos como el periférico que obligó a Rare a hacer juegos horrendos para infantes.
