La ciencia ha hablado mucho sobre el posible origen utilitario de los pulgares en nuestras manos, como un factor determinante para el reinado de la raza humana. Pero una graduada del Royal College of Art decidió dejar eso atrás y llevar todo un paso más hacia el futuro, con la creación de un tercer pulgar robótico.
Dani Clode, la autora de esta creación peculiar, se inspiró en la base semiótica de la palabra “prótesis”, entendida como una adición de algo, para desarrollar un pulgar robótico sin intenciones de sustituir a un dedo perdido, sino de darle once dedos a su usuario y ver qué sucedía:
Tal como podemos observar este tercer pulgar funciona mediante un elaborado sistema de baterías, sistemas de comunicación bluetooth y motores que hacen posible la ejecución de varias tareas, desde operar una Tablet o repartir cartas, hasta tocar una guitarra.
Cole concibe su creación como una herramienta y una experiencia, que funcione como catalizador para que la sociedad considere el uso de extensiones humanas, no sólo de prótesis para fines terapéuticos o funcionales.
Si hacemos un poco de memoria recordaremos que en Back to the Future Part II se abordó un poco esta misma idea, y ahora aquí vemos una aplicación funcional de dicho concepto.
