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Parlante Philips SB300, a prueba de todo [FW Labs]

¡VIVE!

Este será un FW Labs bastante fuera de lo común, porque más que basarse en tecnicismos, contaré una historia personal que resumen bastante bien el punto de venta de este parlante portátil con bluetooth.

Típico asado familiar de domingo. Una tradición al lado de la piscina que permite que aplaquemos el calor y compartamos todos juntos, aprovechando el último día de la semana. Mi familia es numerosa, tengo ocho sobrinos, de los cuales seis aún son bastante niños. Ellos mismos fueron los que, buscando algo nuevo con qué jugar, no encontraron nada mejor que mi unidad de prueba del Philips SB300. Les dije que era “resistente a todo”, a golpes, al agua y al perro. Lamentablemente se lo tomaron muy literal.

Sin que me diera cuenta, mientras reproducían música de moda a través de él, lo usaron como pelota de fútbol en un partido de tres por lado. Lo patearon, y tiraron en pasto mojado, con barro. La música jamás se interrumpió, según me confesó uno de los asustados autores.

Después procedieron a tirarlo a la piscina. Se supone que es resistente a salpicaduras, pero lo sumergieron y usaron mientras jugaban en el agua. Me contaron que cuando se hundía mucho se perdía la señal, pero que como el parlante flotaba, al estar en contacto con el aire la música volvía.

Como si no fuera suficiente castigo, lo usaron como juguete con el perro, porque insisto, se tomaron todo de forma muy literal. Mi “pequeña” Sofía, de 20 kilos, trajo el parlante en su hocico unas quince veces, en todas los niños se peleaban por recuperarlo ya que la pequeñita tiene un problema con dejar ir sus juguetes.

Me enteré de todo esto y pensaron que estaría enojado. Aprovechándome de eso es que pude recopilar la información anterior. El parlante está dañado. Tiene varias rayaduras y abollones, pero sorprendentemente sigue sonando igual a cuando lo saqué de la caja por primera vez, sin presentar errores de funcionamiento a pesar de todo el castigo que recibió. El daño fue cosmético, nada más. Declárenme sorprendido.

Hay miles de opciones como esta en el mercado. Su sonido no es el mejor, pero vaya que suena fuerte y los bajos son súper pronunciados sin sonar distorsionados y eso se agradece. Evidentemente no es un producto destinado a “audiófilos”, es pequeño, portátil, resistente a todo y su sonido es capaz de tapar una conversación de doce personas. Si su promesa de venta es esa, la de ser un “a prueba de todo”, cumple perfecto. Su batería dura un poco más de ocho horas y por si no lo había mencionado, tiene luces. Sí, luces que bailan al ritmo de la música. Menos mal estas se pueden desactivar con un botón dedicado específicamente a eso. Por un precio de CLP $34.990 a través de sus canales oficiales, se me hace difícil no recomendarlo a quién necesite un aparato fiel y que sabes que no te dejará abandonado cuando lo necesites.

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