Columna

Netflix offline, lo que faltaba [FW Opinión]

La nueva alternativa del servicio, más que resolver un problema, le trae mucha comodidad a un buen puñado de usuarios.

Me es difícil pensar en cosas negativas sobre Netflix. El fail más recordado de la compañía quizás sería aquel de cuando trataron de separar sus servicios en dos ramas diferentes, siendo el streaming una y la entrega de películas en formato DVD otra, llamada Qwikster. Dicha movida no prosperó y luego de ello todo volvió a la normalidad, al Netflix que conocemos desde hace rato.

Aquella jugada fallida data desde 2011. Cinco años después, los pasos de Netflix han sido un hit tras otro.

Y el último de ellos, el permitir las descargas de contenido para visualización offline casi como que viene a cerrar el círculo. Si bien se lanzó hace muy poco y nadie lo ha podido probar en extenso dado su reciente estreno, las posibilidades teóricas que otorga son bastante amplias. OK, quizás lo de “me voy al campo donde mi abuela y me llevo Netflix” es un poco exagerado, pero situaciones más cotidianas y similares  a esaserán cosa común entre los usuarios del servicio. Principalmente, viajes extensos en metro, en bus, en avión o en general en cualquier contexto donde la conectividad a internet es limitada.

Aquí hay un punto interesante respecto a lo que hace Netflix, considerando que si bien no deben ser la mayoría, existen bastantes usuarios que tienen como práctica común mirar series y películas en su dispositivo móvil; sin ir más lejos, el uso del teléfono para ver video ha ido y sigue en aumento. En Latinoamérica esa situación se repite, aún cuando existen todavía hartas limitaciones en cuanto a conexiones redes móviles y su cobertura. Entonces, Netflix “soluciona” en parte ese problema con el contenido guardado localmente.

(C) 20th Century Fox

Una de las características más celebradas de Spotify Premium en móviles es justamente la descarga de canciones. Es cierto que no es lo mismo una canción que un capítulo de serie por cuestiones de espacio, pero el modelo es el mismo: contenido almacenado de manera local, a disposición del usuario a discreción (dentro de sus límites). Pero a la larga, estar pensando en como desocupar espacio de la memoria puede no ser más que un detalle que mucha gente pasará por alto porque ese cierre de temporada de mi serie favorita lo vale. Y 48 horas parecen suficiente tiempo como para ver esos capítulos antes de que se eliminen de forma automática.

Es cierto que el catálogo disponible sin conexión a internet es limitado, pero no es descabellado pensar que en el futuro aquello se expandirá. Por otra parte, y si bien cuesta encontrar datos duros al respecto, es evidente que la existencia de Netflix ha cambiado de forma transversal entre cierto público la apreciación de “cuanto cuesta ver contenido de forma legal”; en palabras más simples, la piratería hace rato tiene una alternativa legal y de bajo costo que atrajo a muchos usuarios y, por que no, puede haber frenado el tráfico de torrents.

Piratear una producción original de Netflix tiene bastante poco sentido.

Por lo general hay consenso en aplaudir el nuevo Netflix offline y no solo porque se venía pidiendo hace rato, sino porque además le suma otra virtud a un servicio bastante lleno de ellas. Para mucha gente -me incluyo en ellas- es una excelente alternativa a llenar el teléfono o el PC de películas para capear el rato de horas de aburrimiento donde la señal de internet es inexistente o limitada. Y también es una muestra de por qué Netflix va -y seguirá yendo- a la vanguardia en el mundo del streaming donde las opciones están en constante aumento, incluyendo cableoperadores y canales de televisión.

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