Durante septiembre de 2015, un grupo de investigadores de la Universidad de Bradford, enmarcados en el proyecto Stonehenge Hidden Landscapes, halló a 90 piedras verticales enterradas en Durrington Walls, a 30 kilómetros del popular Stonehenge y que además contaban con un tamaño mucho mayor. Sin embargo, un año después parece que hay más sorpresas en torno a este descubrimiento.
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De acuerdo a Motherboard, los responsables de este “hito” comenzaron a investigar más la zona, llevando a cabo excavaciones que fueron dando más información en torno a este sector, que en un comienzo se pensó que era una ruta de una procesión espiritual y que cuya data era de más de 4.5000 años.
Sin embargo, conforme avanzó la exploración, se dieron cuenta que no estaban frente a unos monolitos, sino que frente a postes de madera. Esto, basado en que los arquélogos hallaron unos enormes pozos que sirvieron como soporte para postes hechos en base a este material, que estaban apilados mayoritariamente de manera horizontal y en algunos casos vertical.
La confusión en torno al material del hallazgo se debió principalmente al georadar LIDAR, el cual detecta objetos en el subsuelo y en su momento identificó a estas estructuras, pero sin la claridad de que se trataban de piedra.
De todas formas, independiente del tipo de material de estas estructuras, la nueva información ha dado pie a otras interrogantes, como por ejemplo el para qué se utilizaban o bien indagar sobre el contexto en el que fueron instalados. A simple vista, podría parecer que solo eran espacios para apilar madera, mientras que otras hipótesis apuntan a que se trataban de algún tipo de construcción en épocas de conflictos religiosos o políticos.
Aún hay mucha tela que cortar en torno a lo que representa Stonehenge y este “Superhenge” (como es llamado tras su hallazgo en 2015).
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