A partir del 2018 en Europa los adolescentes deberán pedir permiso a sus padres si quieren ingresar a las redes sociales.
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Miembros del Parlamento Europeo han acordado una nueva regulación de protección de datos, en la que exigen a las redes sociales que impongan un control parental a los menores de 16 años (aunque algunos países pueden acortar la edad a 13 años).
La cosa es que gran parte de los usuarios de las redes sociales, Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter son jóvenes. A pesar de los términos de servicio de Facebook, que indican que deben registrarse solo mayores de 13 años, 1 de 5 niños de 11 años tiene una cuenta en esta plataforma dentro del Reino Unido.
Si Facebook y Snapchat no acatan las reglas, correrán el riesgo de que recibir multas correspondientes a un 4 % de las ganancias globales. Ambas redes tienen un sistema para obtener la edad de los usuarios, pero como estamos hablando de internet, estos podrían ingresar fácilmente una edad falsa, como lo han hecho hasta ahora muchos.
Así que ahora las redes sociales tendrán que inventar una nueva forma de generar el consentimiento de los padres o empezar a dar de baja las cuentas de adolescentes, que claramente no son pocas.