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La historia detrás del busto de Nefertiti en 3D es falsa

Malditos hoaxes.

Hace algunas semanas informamos acerca de una particular historia de un par de artistas, quienes “secretamente” habían registrado un busto de Nefertiti en el Museo de Berlín. Una iniciativa que dejaba de manifiesto algunas actitudes cuestionables de parte de las galerías de exposiciones, pero que ocultaba varios detalles que a la larga terminaron confirmando lo que algunos sospechaban: Era una historia falsa o más conocido como un Hoax.

Fue el artista multimedia, Cosmo Wenman, quien dio cuenta de este bulo, a raíz de unos datos que entregó posterior a la exhibición de la noticia el New York Times. Dicho medio reportó que Nora Al-Badri y Jan Nikolai Nelles habían logrado registrar la obra gracias a unos sensores modificados de un Microsoft Kinect. Aquello despertó un poco la desconfianza de él, ya que la calidad del registro de dicho dispositivo es muy baja en cuanto a resolución y precisión, por lo que se hacía difícil de poder hacerlo, incluso en condiciones que no fueran de manera secreta.

Con ese antecedente, a Wenman le resultó difícil creer que los modelos que habían obtenido fueran de tan buena calidad como cuando se difundió la noticia en febrero pasado, por lo que comenzó a investigar al respecto. Su intuición lo hizo indagar en conseguir la réplica más exacta del busto de Nefertiti del Museo de Berlín, llegando a lo hecho por TrigonArt. Esta empresa alemana había realizado una exploración de la obra en 2008 a un nivel alto. Tan alto e idéntica a los modelos que habían conseguido los artistas.

El artista divulgó en su blog que obviamente era muy difícil que ambos registros fueran tan parecidos, por lo que se contactó con un representante de la compañía que había hecho el escaneo del busto hace 8 años atrás. Dicho personero le informó que no estaban al tanto de la historia, además de que para realizar aquel trabajo estuvieron casi un mes registrando los detalles de la pieza de Nefertiti.

¿Cómo ocurrió esto? Desde TrigonArt, lo lógico es que el modelo 3D legítimo, que era propiedad privada del Museo de Berlín, llegó a otras manos. A lo anterior, se suma que en una entrevista posterior de parte de Al-Badri a All Things 3D, explicó que el dispositivo para hacer el registro dispuso de un equipo que le dio una tercera persona, a la que no quiso nombrar y que no está en Europa. Lo divertido es que aquella persona también le entregó el resultado del proceso.

En resumen, toda la historia se trató de una falsedad bien armada, en la que varios medios (incluidos nosotros) caímos. Una muestra más de que Internet está lleno de bulos. Sin embargo, sí hay un punto que aún permanece abierto y es que museos como el de Berlín deberían tener un mejor acceso a sus obras, más en esta era digitalizada.

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