Ciencia

Deep Blue vs Garry Kasparov, a 20 años del triunfo de la máquina sobre el hombre

En un día como hoy en 1996 que un equipo pudo doblegar a la mente humana en un juego de una partida de ajedrez.

El día que la máquina derrote al hombre. Una paradoja que el ser humano ha buscado desde los orígenes de la inteligencia artificial y de la aparición de los primeros computadores en 1940, aunque finalmente lo consiguió hace 20 años atrás.

Fue en un 10 de febrero de 1996 cuando un equipo, desarrollado por IBM, derrotó al entonces campeón de ajedrez y el considerado como el mejor exponente de dicha disciplina de la historia. Un episodio que cambió el paradigma en torno a que los sistemas computacionales tenían capacidades inimaginables.

Antecedentes

Previo a este evento que marcó un antes y un después de la tecnología hay que remontarse a la década de 1970, cuando en Estados Unidos se desarrolló el North American Computer Chess Championship, que buscaba al mejor computador en ajedrez y que incentivó al desarrollo de software y hardware potente.

Aquel torneo sentó las bases para el desarrollo de 2 equipos que antecedieron a la máquina que finalmente batió al hombre. Fue en 1985 cuando tres estudiantes de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg, Pensilvania, crearon a ChipTest. Un equipo que terminó ganando el torneo anteriormente señalando en 1987 y que, gracias a sus capacidades, generó que IBM contratara a sus creadores.

Tanto Feng-hsiung Hsu como Thomas Anantharaman y Murray Campbell fueron encargados por la compañía de computación para que desarrollaran un equipo que fuera capaz de vencer a un hombre en una partida de ajedrez. Así, en 1989 surgió Deep Thought, que fue la primera máquina que enfrentó a Gary Kasparov, el campeón del mundo en esa actividad en dichos años.

En 2 juegos, el ajedrecista ruso doblegó sin problemas al equipo de IBM, aunque aquello sentaría las bases del enfrentamiento que sostendrían ambos competidores 7 años más tarde.  La empresa de Armonk, Nueva York, utilizó 30 procesadores Power 2 de 120 MHz, además de otros 480 coprocesadores diseñados para ejecutar operaciones destinadas al ajedrez. El supercomputador lograba identificar 100 millones de jugadas por segundo en su versión inicial.

Para ello, se desarrolló un software cuyo algoritmo minimax permitía ir mejorando en cada jugada que el equipo realizara. Los desarrolladores también aplicaron 700.000 partidas para así tener una gran base de datos en caso de futuros enfrentamientos. Aquella máquina se llamó Deep Blue.

Llegó el 10 de febrero de 1996 cuando IBM ya estaba listo para poder batir a Kasparov con su nuevo supercomputador. Fue un enfrentamiento al mejor de 6 partidas y que cuyo inicio generó el primer triunfo de una máquina frente a un hombre.

A pesar de la caída, el duelo se desarrolló hasta el 17 del mismo mes, terminando como ganador el ruso, ya que se impuso en las siguientes 3 partidas y empató las últimas 2. Fue un 4-2 que dejó la semilla para lo que vendría a futuro tanto para el ajedrecista como para el equipo.

Más allá del triunfo, tanto Kasparov como los presentes sabían que el día en que la máquina venciera al hombre estaba a la vuelta de la esquina. Incluso, Deep Blue había hecho durante la primera partida un movimiento que había desconcertado al ruso: Mover un peón en una posición fácil para ser capturada por el rival. Aquello, tan estratégico en el hombre, le resultó decidor y lo perturbó. Pudo percibir que un nuevo tipo de inteligencia estaba en la mesa, según él mismo contó a Time en ese momento.

El europeo ya había vencido en otras oportunidades a máquinas, pero nada era como el equipo de IBM. El factor psicológico comenzó a jugar un factor clave en el duelo de 1996 y todo se debió a la capacidad de lectura del computador de anticipar los movimientos del rival y del algoritmo minimax, que permitía tener las mayores ganancias en las acciones que se ejecutaran y tener la menor cantidad de pérdidas posibles.

La revancha y la polémica

Con la derrota del año anterior, en 1997 IBM programó una revancha para el 11 de mayo. Fue finalmente ese día que, lo que muchos hombres buscaban, terminó sucediendo: Una máquina (en este caso una versión mejorada del Deep Blue) derrotó a un ser humano.  Dicha actualización del equipo contaba con una plataforma RS/6000 SP Thin P2SC con 30 nodos, cada uno de estos con un microprocesador P2VC de 120 MHz, compuesto de 480 chips especiales VLSi para propósitos en ajedrez.

La caída de Kasparov fue todo un suceso a nivel científico y mediático, y se especuló con distintas conspiraciones. El ruso indicó que hubo varias irregularidades en el encuentro, como por ejemplo que tras los días del segundo match, IBM desmantelara el equipo y nunca entregara un informe del juego que solicitó el ajedrecista.

Curiosamente, Campbell dio una entrevista a Nate Silver, colaborador del New York Times, en el que explicó el funcionamiento “humano” que tenía Deep Blue. Según relató, durante el encuentro y como respuesta a un movimiento de Kasparov, la máquina eligió una acción al azar, lo que fue una especie de bug que a la postre le terminó dando la victoria. Lo anterior quizás es una muestra que las máquinas no deben ser perfectas, al igual como lo son los seres humanos, y que hay una serie de factores que escapan a la lógica para poder determinar la superioridad de la raza humana en la actualidad.

El legado de Deep Blue

El duelo entre Kasparov y Deep Blue, principalmente el segundo, fue sin duda un aporte a la ciencia (a pesar de las acusaciones de muchos por ser más una estrategia de marketing para IBM). Más allá de ser ajedrez (una disciplina complicada), los resultados de los duelos permitieron, por ejemplo, comprender el funcionamiento del procesamiento paralelo en tareas complejas. También, la arquitectura que se desarrolló en el equipo pudo ser aplicada en el modelo financiero, a la hora de analizar el comportamiento del mercado y el análisis de riegos. A esto, se le suma su utilidad en el campo de la minería y en la dinámica molecular, para así desarrollar nuevos medicamentos.

El triunfo del computador también dio paso a otros enfrentamientos en otras disciplinas, como ocurrió hace poco con AlphaGo, una tecnología desarrollada por Google, que doblegó al complejo juego chino de mesa Go. Dicha inteligencia artificial se elaboró a través de un sistema de redes neurales y árboles de búsqueda.

Beneficios más, polémicas menos, todos recordaremos este 10 de febrero en la historia como un hito en la búsqueda del hombre (y la paradoja misma) de hallar una máquina que pueda vencerlo. Quizás este día haya sido la puerta para algo tenebroso, oscuro y cuestionable, pero que de momento ha traído varios beneficios y nos permitió comprender no solo que la tecnología no tiene límites, sino que también descubrir el potencial del ser humano como una figura impredecible y que su perfección radica justamente en lo impredecible que es, tal como se comportó Deep Blue ante Garry Kasparov.

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