El artista Maurice Mikkers llevó a cabo una sesión de fotografías microscópicas en donde categorizó lágrimas humanas según el tipo de situación experimentada por los sujetos que prestaron sus fluidos oculares para este experimento.
El planteamiento de las fotografías de Mikkers —quien ostenta el título de laboratorista— fue tratar de darle un sentido menos abstracto a las emociones que provocan las lágrimas en los humanos y, a la vez, darle un toque artístico a su observación.
Mikkers reunió las lágrimas de los voluntarios en diversas situaciones como cortar cebolla, comer chiles y/o pensar en situaciones tristes.
Lo que se puede observar en las fotografías es el simple resultado de la cristalización de las sustancias —principalmente sales—que contienen las lágrimas. Si bien Mikkers acepta que las emociones no están relacionadas con los patrones geométricos presentes en la cristalización es un ejercicio artístico que vale la pena observar.