Se esperaba hace tiempo. El anuncio de Fallout 4 tiene una historia detrás, desde que The Survivor 2299 rompió los corazones de todos los fans de la serie. Por lo mismo, que Bethesda lo anunciara sorpresivamente y sin mucha fanfarria -el contador se lanzó un día antes- generó gran alegría en la mayoría.
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Y el tráiler, medio conceptual y no tanto de jugabilidad, fue muy bueno. La idea del pastor alemán fue notable.
Todo lo anterior hace que las quejas que se leyeron por los gráficos de Fallout 4 carezcan de todo sentido. Sí, es verdad: lo visto en el tráiler bien podría ser un juego de Xbox 360, o estar más cercano a la generación pasada que a la actual.
¿Importa eso realmente?
La respuesta a esa pregunta se responde con otra pregunta: ¿Y quién diablos juega un Fallout por sus gráficos? O mejor dicho, ¿quién discriminaría a un juego de Bethesda por cómo se ve?
Fallout y los productos de Bethesda en general apuestan a otra cosa. Desde siempre. Son experiencias inmersivas, profundas y un poco alejadas del estándar hollywoodense del resto de estudios. Eso no quiere decir que se vean mal –Skyrim, por ejemplo-, pero lo normal es que no entren por la vista. Eso, a estas alturas, debería estar claro.
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Es notable el tráiler de Fallout 4 justamente porque no juega con fuegos artificiales (aunque hay una bomba atómica) ni espectacularidad tradicional. De hecho, tirar un tráiler así hasta puede considerarse un riesgo innecesario, porque bien una cinemática tradicional causaba una impresión similar entre el público y no pasaba nada; al final, todos solo querían saber que Fallout 4 existe.
Cuando llegue la conferencia de Bethesda, es muy probable que se muestre algo de jugabilidad y es muy probable que el público vuelva a aplaudir. También es probable que haya por ahí alguien reclamando por los gráficos. Y bueno, hay de todo en la viña.
Al menos con lo visto de Fallout 4 hoy, el riesgo de downgrade es muy bajo. Una cosa menos de que preocuparse.