La circuncisión, método aplicado a hombres y mujeres de forma extendida en el mundo islámico y judío, conlleva a grandes riesgos médicos e incluso la muerte.
Hace tres años un joven sudafricano, que a los 18 años llevaba una vida sexual activa, perdió casi la totalidad de su miembro viril producto de una circuncisión fallida. Posteriormente, un equipo compuesto por médicos de la Universidad de Stellenbosch y del hospital de Tygerber, liderado por el cirujano Andre va der Merwe, logró realizar un trasplante de pene al joven que ha decidido mantener su identidad en reserva.
De acuerdo a Van der Merwe, la operación realizada en diciembre pasado fue bastante compleja, de hecho tomó 9 horas fijar el pene donado, explicando que usaron las mismas técnicas desarrolladas para los primeros trasplantes de cara, con el fin de conectar pequeños vasos capilares y nervios.
“Debía ser capaz de orinar y tener relaciones sexuales”, asegura el cirujano a la BBC, poniendo de manifiesto que no esperaban que este hombre fuera fértil debido a un problema en el pene, no en sus testículos.
La encargada de avisarle al doctor sobre la noticia fue la propia novia del joven sudafricano, quien ya tiene 4 meses de embarazo. De esta forma la operación marca un precedente para futuros trasplante. Hace algunos años en China se trató de realizar este tipo de cirugía con resultados exitosos, pero luego terminaron con el rechazo del miembro trasplantado.
Sudáfrica es uno de los países más críticos en este aspecto. Cada año decenas de niños mueren o son mutilados en las ceremonias de iniciación tradicionales, por lo que este tipo de operaciones podría ayudar a rehabilitar a estas personas afectadas. Sin embargo, todavía los investigadores deben revisar cuáles fueron los factores que ayudaron a que esta cirugía fuera todo un éxito.
