Ciencia

Siendo realistas, no vamos a colonizar a Marte por ahora [FW Opinión]

Soñamos con ir al espacio y nos juramos Star Trek, Star Wars, Battlestar Galactica, Interstellar, Gravity o Moon, pero ni siquiera contamos con la infraestructura.

Hace algunos soles viví cerca de la zona de lanzamiento espacial de Cabo Cañaveral y, en ese entonces como estudiante de física, fui parte de infinidad de eventos relacionados con esta cultura. Hubo sinfín de lanzamientos del Shuttle o satélites a propulsión por múltiples cohetes que, aun cuando no estuvieras ahí para verlos, podías apreciarlos desde la distancia.

PUBLICIDAD

Mi actividad favorita de entonces era ir a la NASA y platicar con los astronautas que prestaran su tiempo de comida para las visitas al centro espacial. Como muchos, desde niña soñaba con ir al espacio y actividades como éstas alimentaban ese deseo. Sin embargo, falta mucho, si no es que todo, para que ir “de viaje al espacio” sea factible. Gente: el salto de mandar bien lejos un robot espacial y a un humano al espacio es un asunto que requiere décadas de trabajo.

Ir al espacio no son enchiladas, nunca lo fue

Más de una persona por cada sistema abordo de la nave estelar, y aún así se presentaron fallas

¿Saben qué decían todos los astronautas respecto de ir al espacio? Que es muy, pero muy difícil. A 53 años de que el primer ser humano salió del planeta, todavía nos topamos con todo tipo de complicaciones al intentar atravesar la estratosfera. Esto no se debe a cuestiones políticas, sino a problemas de ingeniería y dilemas de índole social. ¿Qué le hacemos? Somos bichos con necesidades y estar en el espacio cuesta bastante más que el dinero.

Durante los últimos años, las sondas robóticas han estado en la conciencia colectiva, queremos llegar a Marte y colonizar. También, colocamos una máquina en la superficie de un cometa distanteElon MuskMars OneSpaceXNASA , todos aportan para expandir nuestros límites de exploración espacial. No obstante, ni siquiera le hemos rascado la superficie del problema.

Complicación #1: soñar cuesta mucho

En las cintas de Star Wars se invirtieron casi $500 millones USD / Flickr: jcorduroy

En julio pasado, una sonda espacial de la India llegó Marte, con lo que se convirtió en el primer país en entrar en la órbita del Planeta Rojo en su primer intento y colocó a dicha nación como la cuarta potencia mundial en llegar al mencionado cuerpo celeste. Este hito científico se registro con un costo de inversión por los US$75M, ¿Cual fue el costo de producción de rodar la película Gravity? US$100M.

Por otro lado, el  programa Apollo decayó cuando dejó de ser del interés público. Ahora, consideremos que las últimas dos películas de Star Trek costaron alrededor de US$340M y que, en cambio, lanzar un Falcon 9 implica un gasto de US$54M; irónicamente, se invierte más en rodar películas cuya temática sea el espacio, que en destinar esa inversión para ir al espacio real.

Complicación #2: la ciencia necesaria es inexistente

El problema no es llevar la máquina a Marte, es llevar vivo al humano

El ser humano que más tiempo ha permanecido en el espacio fue Valeri Polyakov, quien se instaló en la estación espacial Mir durante 14 meses y comprobó que tenemos la capacidad de vivir en un espacio estrecho. Pero ir a Marte sobrepasa esos 14 meses fácil. El viaje implica nueve meses para llegar, nueve para regresar y, si se aterriza en la superficie marciana habrá que sumarle aún más. El tema de encierro será muy presente si se toma en cuenta lo poco probable que es salir a tomar caminatas espaciales por tema de consumo de energía.

La gravedad en Marte es un 38% la que sentimos en la Tierra, y durante el viaje no sientes más que microgravedad lo cual causa una necesidad de trabajar con tu cuerpo, pero realmente se hace difícil compensar la pérdida de capacidad muscular con ejercicio debido a que no te expones a la luz solar y con ello, a la generación de vitamina D. El viaje espacial es tan abrasivo para el cuerpo que a los astronautas en órbita baja se les autoriza tan solo seis horas y media de trabajo al día. El resto es para descanso.

La tasa de éxito del despegue de cohetes no es del 100% y el peligro en caso de una falla es frecuentemente explosivo. Por otro lado, la distancia entre Marte y la Tierra no es poca así que cada mensaje enviado demora 20 minutos en llegar. Como si no fuera poco, si alguna pieza de la nave se avería no hay manera de producir alguna de reemplazo. Respecto de la alimentación de los astronautas, mantener vivas las plantas que consumirán consume energía y entraría en competencia con lo que se necesita para mantener calientes a las personas dentro de la nave.

Y nos llenamos de charlatanes

Registro apócrifo estelar, tan sólo cuesta €126

Pero bueno, hay que soñar. Existen proyectos como Mars One que no sólo prometen buscar cómo desarrollar la tecnología, sino que asegura obtener los fondos para producirla. Mars One es el famoso proyecto que reunió a más de 100,000 personas dispuestas a ir a Marte sin viaje de retorno. Un análisis a detalle de tal operación descubrió que el plan de monetización para ir al planeta rojo es producir un reality show para el cual no ha conseguido dinero. Por cada registro a Mars One se cobra $40 USD, haciendo la matemática por lo menos, sabemos que tienen algunos millones bajo la manga. Otra cosa será el donde esta invertido ese dinero.

Dándole una repasada al análisis de su operación, el único proveedor de ingeniería para Mars One es LockHeed Martin, con quien esta desarrollando un estudio de capacidad de lanzamiento para las naves que usarían. Mars One parece que aún no ha concretado detalles de la carga, diseño o forma del proyecto en sí y de hecho ha estado pidiendo apoyo en centros universitarios.

Estos casos me recuerdan a la historia de Dennis Hope quien un día decidió que iba a vender parcelas lunares. En ningún momento en su operación Hope comunica que existe un “tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y uso del espacio exterior, incluso la Luna y otros cuerpos celestes” que, básicamente, señala que los bienes raíces extraterrestres son de tan libre pertenencia como las aguas del mar abierto. Los registros de parcelas lunares no tienen validez alguna, tal como sucede con los mil y un “registros de estrellas” que venden certificados de propiedad o de nombres de las estrellas. Hope ha obtenido hasta el momento ganancias aproximadas de US$9M con sus ventas.

Viaje a las estrellas

NASA IXS-Enterprise: en 2013 declaró “quisiéramos construir esto”

Ya pasó un buen de tiempo desde que el hombre piso la Luna. En este tiempo, se ha invertido una cantidad ridícula de dinero, esfuerzo, trabajo y desarrollo al tema del viaje aeronáutico. La verdad es que caímos en pensar que lo que viene es pan comido.

Más aún, la carrera Ingeniería aeroespacial aventajó a las relacionadas con Ingeniería mecánica o Ingeniería de ciencias de la computación. La década de los noventa y el nuevo milenio se destinó a invertir en el desarrollo de software y tecnologías de la comunicación y apenas volcamos la mirada en la robótica portátil. Nos sorprendimos cuando apareció una aspiradora robótica para uso en casa cuando la ciencia para desarrollar este producto se usaba en los Shuttle desde 1981. Pensamos que un iPhone 3GS es un dispositivo inferior porque cuenta con un procesador de tan solo 600MHz y no se considera que éste en los 60 pudo haber reemplazado un equipo de ingenieros más llevar toda la responsabilidad que se le asignó a la computadora de navegación que llevó a todas las misiones Apollo, facil.

El punto es que como generación de emprendedores nos deslumbramos hoy con apps que te llevan un chofer a la puerta de tu casa cuando teníamos el camino para salir al espacio a medio hacer y justo nos reclamaba más interés. Y, ahora que se envían sondas y nos damos cuenta de que el tema sí gusta, nos topamos con una receta a medio preparar. Gente: Star Trek, Star Wars, Battlestar Galactica, Interstellar, Gravity, Moon… ninguna sucederá si nosotros no lo hacemos realidad; para ello, debemos asumir que lo que brilla en nuestros ojos tan sólo es el inicio.

 

Yo de pasadita por el Lyndon B. Johnson Space Center, en 1994

Tags

Lo Último