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Censo educativo: la tarea del acceso a las TIC en México

El último censo escolar en México le dejó tarea al sector educativo: para poder implementar una “agenda digital” para las escuelas, primero hay que aliviar la brecha del acceso a la tecnología.

Una tendencia en América Latina es impulsar programas para dotar a las escuelas de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) con la finalidad de reducir la “brecha digital” e implementar mejores modelos de enseñanza.

Este paso, sin embargo, sólo es una parte de la implementación, pues todavía se tienen que completar otras “tareas” como la capacitación de tutores y profesores, evaluar la calidad de la conexión, la disponibilidad de software, entre otras. El enfoque en países latinoamericanos no puede abandonar todavía abandonar la importancia de esta primera etapa, como lo refleja el más reciente censo de planteles educativos en México.

El gobierno federal presentó en septiembre los resultados del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial, ejercicio que fue conducido entre septiembre y diciembre del 2013 en 273 mil 317 centros educativos, contando aproximadamente 23.6 millones de alumnos y 1.9 millones de trabajadores educativos.

Las cifras presentadas en el sitio gubernamental presentan una oportunidad para observar tendencias que no derivan de una muestra, sino de la población. Entre los aspectos registrados en el censo está la disponibilidad de TIC en las escuelas, así como acceso a Internet y computadoras en los planteles educativos. Este análisis se centra en estos datos; el resto de la información compilada puede encontrarse en el sitio del INEGI en escala nacional o desglosada por Estado.

La relación entre la tecnología y la educación es más compleja que el acceso a ordenadores y a Internet. Tiene qué ver, por ejemplo, con que los equipos sean adecuados, el tipo y calidad de conexión, la población estudiantil, el modelo de enseñanza, y la disponibilidad de TIC en el hogar. Estos datos son una aproximación general a cómo se encuentra México en el tema de TIC en la educación con base en el censo educativo.

Disponibilidad de Computadoras

El censo observa la disponibilidad de las TIC en los planteles, como línea telefónica fija. No obstante, es relevante centrarse en la existencia de equipos de cómputo por su valor didáctico.

Aunque en el censo se registraron 273 mil escuelas, para la medición de disponibilidad de computadoras sólo se contaron 173 mil 602 escuelas, pues se excluyeron centros de trabajo móviles o sin construcción. De esas, 145 mil 427 son públicas y 28 mil 175 privadas. El censo refleja que el 69% de las escuelas tienen equipos de cómputo; 9% tienen pero no están funcionando; el 22% no dispone de ordenadores. En México, 1 de cada 5 escuelas no tiene computadoras.

Al diferenciar por tipo de escuela (pública y privada) se observa que el 90% de los planteles privados cuenta con equipos por 66% de disponibilidad en los públicos. Así mismo, el 25% de las escuelas públicas carece de ordenadores y sólo el 5% de las públicas refleja esta situación.

Fuente: INEGI

Como se puede observar, aún hay brecha en términos de acceso. La política pública orientada a equipar sí puede ser un factor para reducir este déficit en el que 1 de cada 4 escuelas públicas en México no tiene computadoras.

Disponibilidad de Internet

Para este apartado se observa la misma población de 173 mil 602 escuelas. Lo que el censo revela es que el 54% no dispone de acceso a Internet. Es decir, mientras que hay casi un 70% de disponibilidad de computadoras en las escuelas, este indicador es de apenas un 46% en cuestión de conexión a Internet, y eso sin evaluar el tipo o calidad de la misma.

Al diferenciar entre planteles públicos y privados se observa que el 38% de los primeros tienen acceso disponible, mientras que en los segundos esta proporción es de 92%.

Fuente: INEGI (elaboración propia)

Lo que esta comparación permite observar es que la el reto de la “Política TIC” en México es acortar esta brecha que se nota sensiblemente en las escuelas públicas. De cada 5 escuelas públicas, 2 no tienen acceso a Internet y, reiterando, sin tomar en cuenta la calidad o el uso de esta conexión. Aunque más de la mitad de estas escuelas tiene computadoras, menos de la mitad tiene disponible acceso a Internet.

Alumnos y Profesores

Otro aspecto destacado es la disponibilidad de computadoras e Internet por docentes y por alumno en los centros educativos censados. De acuerdo con el censo, se tienen 120 mil 441 planteles que disponen de computadoras, de los cuales 95 mil 153 son públicos y 25 mil 288 privados.

Los datos indican que en el 64% de estos planteles hay disponibilidad de computadoras para los alumnos y para los profesores en un 81%. Esto no es necesariamente un mal escenario, puesto que falta evaluar qué equipos son, cuántos, su relación con la cantidad de alumnos, entre otros factores.

Fuente: INEGI (elaboración propia)

La diferencia es más marcada al observar la disponibilidad de Internet. Según el censo, 80 mil 536 planteles tienen acceso: 54 mil 610 son escuelas públicas y 25 mil 926 privadas.

Al contrastar en conjunto, los datos indican que la disponibilidad de Internet se tiene en un 89% de los planteles para los profesores y un 55% para los estudiantes. Una vez más, esta diferencia puede tener varias explicaciones que estos datos no nos están mostrando.

Al contrastar los datos diferenciados por planteles públicos y privados se observa una tendencia: el acceso a Internet tiene más disponibilidad para docentes que alumnos en ambos casos, mientras que en el caso de acceso a computadoras tiene menor disponibilidad proporcionalmente hablando para los alumnos de escuelas públicas.

Fuente: INEGI (elaboración propia)

Fuente: INEGI (elaboracipon propia)

Futuro inmediato: política enfocada y modelo de enseñanza

Como los datos del censo indican, la política pública enfocada puede ayudar a reducir esta brecha del acceso que se acentúa cuando se comparan los centros educativos públicos y privados. Aunque la sofisticación de la “política TIC” aparece luego de la etapa de equipamiento, en México no se puede ignorar este primer paso. Sin duda estas iniciativas presentan una tentación para políticos y agentes gubernamentales que gustan de aparecer frente a la cámara o de hacer campaña fuera de tiempos electorales. Por eso es importante que en el debate del equipamiento estén involucrados otros actores: los profesores, padres de familia, la academia y la iniciativa privada.

Otra inferencia que se puede hacer es que los profesores ya tienen cierto nivel de acceso que puede ser aprovechado. Ante la imposibilidad de tener en el corto plazo una computadora por alumno, es importante que los profesores se conviertan en un conducto de las herramientas que da Internet y el alumnado, como ocurrió por ejemplo en el caso de la estudiante Paloma Noyola, y su profesor Sergio Juárez Correa. Aunque en este caso la prensa la llamó (erróneamente) la “Niña Jobs”, el éxito de Paloma no provino de una situación espontánea, sino de un trabajo grupal en el que, por iniciativa del profesor, se adoptó en esa aula un modelo de enseñanza centrada en el alumno.

Y por supuesto, al mirar hacia el mediano plazo se debe de evaluar el siguiente paso en esta política TIC para las escuelas, puesto que hay visiones diferenciadas de cómo implementar la tecnología en el aula. Marcadamente está el ángulo del Dr. Sugata Mitra en el que los estudiantes pueden desarrollar habilidades computacionales y cultivar conocimientos al tener acceso prácticamente no supervisado (ver el experimento Hole-in-the-wall), y la contraparte, que indica que no hay evidencia que sostenga que al darle a los estudiantes computadoras o tabletas elevarán su rendimiento académico en materias como matemáticas o español.

Al final de la ruta se debe tener en claro que el objetivo no es la tecnología en sí misma, sino la modernización del sector educativo. Será importante enfocar estas tecnologías a fomentar la generación de conocimientos en matemáticas, lectura, física y aquellas que presenten indicadores sujetos al seguimiento. El foco, por lo tanto, está en orientar a la tecnología para tener un mejor rendimiento en conocimientos comparables a nivel nacional e internacional, y en  no convertirla en una estrategia periférica destinada, por ejemplo,  al entrenamiento exclusivo de habilidades blandas, cuya función es complementar al conocimiento duro.

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