Dentro de las grandes exclusivas que llevó Sony a E3 2014, The Order: 1886 es una de ellas. Y se le dio bastante espacio en el booth de PlayStation, aún cuando el juego no saldrá este año como originalmente se esperaba.
¿Qué es exactamente The Order: 1886? A estas alturas ya está claro que es un shooter en tercera persona, aún cuando hasta hace poco tiempo atrás su género y estilo todavía estaba en la nebulosa. La presentación la vimos en la gran pantalla de la conferencia de Sony: cámara sobre el hombro, hartos disparos y una estética victoriana bastante única.
Ready at Dawn nos permitió jugar un rato The Order, a la vez que nos dieron una breve presentación a algunos aspectos que en la conferencia no se mostraron en su totalidad. Uno de ellos fue el ritmo de juego, o mejor dicho, los altos y bajos que habrá a lo largo de la campaña. «La idea es que no sea tan plano», explicaron Ru Weerasuriya y Andrea Pessino, jefes del estudio; para ello, vital será la integración de fases más frenéticas con otras donde la exploración del escenario y los combates tipo «uno a uno» con grandes enemigos sean lo principal.
Dentro de The Order: 1886, todo lo que se ve lo ejecuta la PlayStation 4 en tiempo real; no hay cinemáticas, ni videos pre-grabados, ni nada por el estilo. Importante también fue el trabajo de los actores, que «tuvieron que hacer captura de movimiento de absolutamente todo», algo que a tenor de lo visto dio resultados. En general las animaciones se ven bastante fluídas, y por sobre todo, creíbles dentro del contexto de juego, especialmente en algunas expresiones faciales.
Casi como un alarde técnico, Weerasuriya y Pessino comenzaron a dispararle objetos varios del entorno. «Todos los elementos que se ven en el entorno son reales, no están ‘pegados’ al escenario ni nada por el estilo», explicaron. Fue notable ver como las copas de cristal de un mueble se destruyeron o salieron volando en algo que no pasa de ser estético pero a la vez consistente con toda la presentación de The Order.
Ready at Dawn apuesta por el diseño de niveles como uno de los pilares de The Order, al menos en lo que respecta a ritmo y variedad de situaciones. Hasta ese momento de la presentación todo iba bastante bien gracias a una sección más propia de un survival horror que de otra cosa, pero luego llegaría la segunda parte -la que se podía jugar- y que no sería tan feliz.
La demo jugable de The Order en el E3 estaba muy prematura.
En aquella demo se podía hacer lo básico: disparar, moverse y ubicarse detrás de la cobertura. Todo lo demás, o no estaba implementado o tenía algunos problemas de ejecución bastante evidentes.
El gunplay resultó tener unos valores bastante extraños, con mucho retroceso del arma principal que hacía bastante difícil mantener la mira en el blanco. Por otra parte, los enemigos eran humanos cuya resistencia a las balas era definitivamente superior; en otras palabras, solo caían después de explotar algo cerca de ellos, pero prácticamente nunca debido al fuego principal.
El protagonista de The Order: 1886 tendrá un ataque cuerpo a cuerpo, pero no estaba presente en la demo. También habrá más armas, pero no estaban en la demo. Y también habrá una manera de saltarse las cinemáticas en una segunda vuelta, pero el hecho de ser en tiempo real parece que le ha generado mayores complicaciones al equipo de desarrollo. «Estamos revisando el tema para dar con una implementación adecuada», reconoció la productora de Sony ahí presente.
Los grandes exponentes del género de disparos en tercera persona lo son porque han dado en el clavo con ciertos elementos vitales para el género. En The Order: 1886 hay varios elementos en su presentación que son muy llamativos, y si la narración está a tono con su diseño artístico podríamos estar frente a un juego muy interesante.
Sin embargo, jugablemente hay muy poco sobre lo que sacar conclusiones. Hay veces en que las demos tipo E3 son una fotografía apropiada de lo que terminará siendo el juego final, pero por ahora lo único que queda claro es que a The Order: 1886 le falta bastante trabajo.
No es de extrañar que se haya retrasado.