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Para AT&T la nueva neutralidad de la red sería un peligro para Internet

Considera que una de las propuestas para el tema pondría en riesgo a los proveedores de contenidos.

Ayer, el Washington Post retomó la postura de un ejecutivo de AT&T en torno a la neutralidad de la red, la cual fue emitida como parte del debate que se encuentra activo en Estados Unidos ante las nuevas reglas que emitirá la FCC. Para el vicepresidente de asuntos externos y legislativos de la compañía, Jim Cicconi, tales reglas pueden convertirse en un peligro para los proveedores de contenido en Internet.

Todo parte de una de las soluciones que han sido propuestas por algunos actores del ecosistema de Internet para garantizar la neutralidad de la red. Para este sector, una buena solución sería reclasificar al servicio de acceso a Internet de banda ancha para considerarlo como un servicio público. De este modo, la FCC podría prevenir que los ISP no discriminen el contenido que transportan en sus redes.

Sin embargo, Cicconi argumenta que tal movimiento podría provocar una confusión importante con respecto a las empresas sujetas a la regulación de la FCC. De acuerdo con el ejecutivo, en este escenario la FCC podría regular tanto a los ISP como a algunos proveedores de contenido en Internet:

Es un instrumento contundente. Crea una dinámica en la que todo el mundo se ve atrapado por ella. ¿Cómo distinguir el servicio de telefonía de AT&T de Skype o Google Voice? Por definición, creo que tenemos un problema con eso.

Incluso, Cicconi considera que uno de los magistrados de la Suprema Corte de Estados Unidos, Antonin Scalia, podría coincidir con su punto de vista, al considerar que cualquier servicio ofrecido a través de Internet podría ser considerado como un servicio de transmisión. Sin embargo, parece que afortunadamente no es así.

Scalia parece hacer -adecuadamente- la distinción entre el servicio de acceso a Internet y los servicios que utilizan los usuarios una vez que se encuentran conectados por los ISP. Se utiliza la misma infraestructura, pero para fines diferentes:

La vía física de transmisión a Internet es vendida -de hecho, por requisito legal- por separado de la funcionalidad de Internet. Los usuarios que compran el servicio no serán capaces de utilizar Internet a menos que consigan tanto a alguien que les proporcione una conexión física como a alguien que les proporcione las aplicaciones y funciones tales como el correo electrónico.

Justamente ese debería ser uno de los puntos básicos de la discusión. Para conectarse a Internet, un usuario necesita a alguien dispuesto a llevar el tráfico que genera -en este caso, los ISP– y de un conjunto de dispositivos que sean compatibles con los estándares internacionales. Usualmente este conjunto está formado por un módem o un enrutador y un dispositivo como una computadora, una tableta o un teléfono inteligente.

Una vez conectado a Internet, un usuario espera poder realizar, fundamentalmente, dos tareas:

  1. Acceder al contenido que desee, sin importar el origen ni la naturaleza del mismo.
  2. Generar el contenido que quiera, sin tener en cuenta el destino ni el puerto desde el que lo origine.

Eso es la neutralidad de la red y no debería ser limitada salvo por la gestión de tráfico que ocasionalmente realicen los ISP. Idealmente, tales mecanismos de gestión tendrían que ser temporales y transparentes hacia el usuario. Fuera de ahí, cualquier otro debate en realidad estaría apuntando a otros temas, pero no a la neutralidad de la red como tal.

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