Columna

Conectarse a una red Wi-Fi abierta podría ser ilegal en EE.UU.

Desde hace algún tiempo creo que la Internet -en algunos puntos- es como la cerveza. Por ejemplo, si no pagas por acceder a ella es porque alguien está pagando por ti y esa persona podría ser uno de tus vecinos. No hay mucho problema cuando tu vecino lo hace voluntariamente o cuando ni siquiera se da cuenta de que lo está haciendo. Pero si usas esa conexión para cometer delitos, podría haber un dolor de cabeza para ambos.

Recientemente, una Corte de Apelaciones de Estados Unidos tomó una decisión polémica y con implicaciones legales importantes. En un caso de pornografía infantil determinó que un usuario que se conecta a una red Wi-Fi abierta no puede esperar que sea respetada su privacidad. Además el fallo menciona que tal conexión puede ser considerada ilegal.

Uso de redes abiertas para cometer crímenes

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(cc) Don Hankins / Flickr

El caso se refiere a un usuario que difundía pornografía infantil a través de Internet. La policía rastreó su ubicación haciendo uso de la dirección IP de su enrutador, llegó al lugar y se dio cuenta que el titular de la conexión era inocente. Con su autorización, la policía instaló el software MoocherHunter para rastrear al sospechoso y lo encontró.

Ya con una orden judicial -y con la ubicación adecuada-, la policía pudo entrar al departamento del sospechoso, que resultó llamarse Richard Stanley. Ahí encontró las evidencias de la difusión de pornografía infantil, con lo que Stanley confesó ser el culpable. Sin embargo, en el proceso judicial, Stanley alegó que la policía había hecho uso de MoocherHunter sin una orden judicial, invadiendo su privacidad.

La Corte de Apelaciones que atendió el caso determinó que, dado que Stanley se había conectado a un enrutador sin contraseña situado fuera de su departamento por decisión propia, encontrarlo desde ese enrutador no invadía su privacidad. Es decir, que la conexión de Stanley era como un brazo virtual que se extendía por decisión del mismo Stanley desde su departamento hasta el de su vecino.

Uno de los aspectos preocupantes del fallo de la Corte es que ésta consideró que la conexión de un usuario a una red Wi-Fi que no tiene contraseña podría ser ilegal si se considera como un acceso no autorizado a la misma. El punto es que parece no existir forma de considerarlo así, dado que no era necesario contar con una contraseña para acceder a la red.

Identificación de criminales a través de direcciones IP

(cc) .marius / Flickr

El caso es importante por el precedente que puede sentar. Recientemente ha existido una tendencia preocupante por utilizar las direcciones IP para intentar identificar a culpables de distintos delitos, desde pornografía infantil hasta violación de derechos de autor y de propiedad intelectual.

Tales iniciativas no reconocen que, en primera instancia, no todos los usuarios finales de Internet cuentan con los conocimientos necesarios para proteger sus redes domésticas de intrusiones. En el caso de Stanley hace falta saber si el vecino dejó abierta su red por decisión propia o si por el contrario no sabía que podía establecer una contraseña para evitar que alguien más se conectara a ella.

Además, la existencia de puntos de acceso abiertos en diversos espacios públicos representaría también un problema. Uno de los casos representativos es el de algunos comercios que ofrecen acceso gratuito a Internet para sus clientes.  Si las direcciones IP fueran utilizadas como herramienta para encontrar a sospechosos de crímenes cibernéticos, lo más probable es que estos comercios eligieran monitorear los contenidos que circulan por sus redes.

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Con dicho monitoreo, estos comercios podrían prevenir que sus clientes cometieran estos delitos utilizando el acceso que les ofrecen. Si no, al menos podrían descargar la responsabilidad en los verdaderos culpables, lo que en los hechos convertiría a estos comercios en policías privados de Internet.

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