Ciencia

Cómo retirar el plomo de la gasolina redujo la tasa de crímenes

¿Por qué el retirar el plomo de la gasolina redujo la taza de crímenes?

¡Estudio revela que el comer chocolate te hace más propenso a ganar un Premio Nobel! ¡Científicos descubren que dejar la luz prendida te puede causar miopía! ¡La gente fuma para hacer que el dolor del cáncer desaparezca! Todos los enunciados anteriores son ejemplos de una de las falacias lógicas más comunes, la falacia “Cum hoc ego propter hoc” (con esto, por tanto a causa esto). ¿La causa? muy simple, no entender que la correlación de dos variables no implica, sin descartarse antes falsas causas, una causalidad.

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El primer y el segundo ejemplo son tomados directamente de estudios publicados en revistas arbitradas por pares, el primero es resultado de una falsa causa y el segundo es un ejemplo particular de un tipo especial de la falacia “Cum hoc ego propter hoc” llamada “Falacia de dirección incorrecta”. Sucede cuando se infiere que A implica B, cuando en realidad, B implica A. Es decir, el tabaquismo causa cáncer o la selección mexicana atraviesa dificultades deportivas por un mal manejo y no es que tenga un mal manejo porque atraviesa dificultades deportivos.

Entonces, para lograr demostrar que un fenómeno causa a otro nos debemos apoyar en la evidencia experimental y en fenómenos que pueden parecer completamente ajenos al efecto que se observa. A veces puede aparecer un retraso entre la causa y el efecto que puede durar horas, meses o años. Un ejemplo hermoso de esto, que no cae en las falacias anteriores y está comprobado por estudios independientes, es la correlación entre el contenido de plomo en la gasolina con la taza de crímenes.

Más especifico: retirar el Tetraetilo de plomo (TEL) en la gasolina con plomo de 97 y 92 octanos causó un decrecimiento del crimen en los EE.UU y el Reino Unido de entre el 56% y el 34% en un periodo de diez años. No es una teorías de conspiración y los resultados son concluyentes. Una de las piezas de evidencia más importantes es que, acoplando para un desfase de 22 años, la curva que describe el crimen violento en países como EE.UU y Sudáfrica es virtualmente idéntica a la curva que describe la exposición de la población al TEL.

Entender el porqué sucedió esto es muy complejo, pero si nos permitimos un poco de sobresimplificación podemos armar el rompecabezas: La gasolina con plomo es tóxica y genera daño cerebral. Una concentración de 10 μg/dL en la sangre se considera alta; durante el uso de los combustibles com plomo el promedio en los EE.UU era de 16 μg/dL Se ha comprobado, también, que concentraciones de 30 μg/dL en la sangre reducen el coeficiente intelectual en 6.9 puntos, y en 3.9 puntos para concentraciones de 10 μg/dL

Por si mismo esto no significa nada (aunque se ha encontrado que, en promedio, los criminales tienen diez puntos de IQ menos que el resto de la población); si mi vecino es un imbécil, eso no implica que todos mis vecinos sean imbéciles – esa es una falacia de asociación. Lo interesante aquí son dos de los otros los efectos secundarios del envenenamiento por plomo: la agresión se incrementa y se exhibe impulsividad. Dos características presentes en una población significativa de los delincuentes.

Los datos se han compilado en su mayoría para los EE.UU, pero cada vez más países han comenzado sus propios estudios y se espera que para el año 2020 el efecto sea mucho más visible, con un decaimiento en los crímenes de 70% (dentro de los EE.UU y el Reino Unido). Prohibir el plomo en la gasolina es una solución contraintuitiva para reducir el crimen.

Link: “Environmental Policy as Social Policy? The Impact of Childhood Lead Exposure on Crime”

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