Niubie Labs

Brothers: A Tale of Two Sons [NB Labs]

Dos hermanos, un juego, una bonita aventura.

Plataformas: Xbox 360 (analizada), PS3, PCDesarrollador: Starbreeze StudiosDistribuidor: 505 GamesPrecio: USD $15

El primer acercamiento al juego de Starbreeze (en colaboración con el cineasta sueco Josef Fares) es definitivamente engañoso. La primera impresión es que se trata de un juego inocente, alegre y hasta simplón. Más allá de las dramáticas escenas iniciales, los primeros minutos de Brothers: A Tale of Two Son no sirven como muestra de lo va a desarrollarse hacia adelante, hasta cerrar en un excelente final que, lamentablemente, deja poco espacio (y ganas) de darle una segunda vuelta al juego.

La base narrativa y jugable de Brothers es bastante sencilla. Los hermanos huérfanos de madre deben salir en búsqueda del «Agua de la Vida», el único elixir que puede mejorar al padre gravemente enfermo. Fijado el objetivo, comienza el viaje de colaboración entre ambas manos del jugador, ya que Brothers es un juego cooperativo para para una sola persona: stick y gatillo izquierdo controlan al hermano mayor, stick y gatillo derecho al menor. La coordinación entre cerebro y manos hacen el resto.

Este esquema de control, aún con su sencillez, no es tan sencillo de dominar como pareciera. Lo primero es dejar en claro que el juego no es especialmente difícil, sino todo lo contrario; la principal barrera de dificultad muchas veces está en acostumbrarse a la fórmula más que a los retos que el juego plantea en sí. Estos retos se basan en sortear plataformas de todos los tipos y tamaños, o resolver pequeños puzzles que en ningún caso resultan ser un quebradero de cabeza. Las diferentes acciones a realizar son todas contextuales y se ejecutan con un solo botón, algo que en el papel suena demasiado simple pero que a la larga termina siendo la decisión correcta. No es la dificultad ni la maestría al momento de tomar el control, sino el correcto entendimiento de su sencillez.

Brothers A Tale of Two Sons 03 (NB Labs)

El foco de la historia de Brothers está precisamente en el viaje como aventura. Desde el pequeño poblado inicial a las ruinas subterráneas, el paseo a través de las montañas en una máquina de volar o hasta la ciudad abandonada con sus habitantes congelados, lo que va quedando es la vivencia de ambos personajes. El complemento entre los hermanos es total, ya que mientras el menor solo puede entrar en el agua a espaldas del mayor (la escena inicial lo explica todo), también puede colarse por rejas o subir plataformas inalcanzables para el otro; el mayor, por su parte, puede accionar palancas o mover objetos a la fuerza. Lo importante para el jugador es tomar el puso al «nuevo paradigma» de llevar a dos personajes todo el tiempo por pantalla y tratar de acostumbrarse mentalmente al ejercicio; una vez dominado el esquema -no más allá de la primera hora-, el resto es simplemente disfrutar el paseo sin demasiadas complicaciones.

De cierta manera, el juego se asemeja y no poco a Journey en lo que busca entregar como experiencia. No hay mucho punto de comparación dentro de sus mecánicas o su premisa como videojuego, sino que las similitudes van más por el lado de lo que se quiere que el jugador vea y sienta. El viaje está marcado por las sensaciones que entregan los diferentes momentos: desde la fobia al agua del hermano pequeño, hasta el encuentro del troll del bosque con su amada. De alguna forma, el paisaje más racional y terrenal del comienzo del juego se va desenvolviendo y transformando en uno más fantástico, como una manera de hacerle sentir al que juega que realmente los hermanos están fuera y lejos de casa, de territorio familiar.

Y de la mano con la fantasía, también el tono de la narración se va haciendo cada vez más oscuro. De paso, algunas cinemáticas cuidadosamente colocadas van recordando a los hermanos y al jugador que el objetivo final de la aventura no es otro que salvar la vida del papá. La conexión entre hermano y hermano y entre padre e hijos parece particularmente fuerte, a juzgar por los eventos que se van sucediendo durante el último cuarto del juego.

Brothers A Tale of Two Sons 02 (NB Labs)

Sin caer en ningún spoiler (no es fácil, aunque después de leer este párrafo muchos ya intuirán por donde van los tiros), el final merece una mención aparte. Cuando hablo del final no me refiero a la o las cinemáticas en sí, sino a todo lo que engloban las últimas secciones del juego. En esos momentos, Brothers: A Tale of Two Sons ya dejó de ser el juego inocentón que describí al comienzo, e incluso queda la sensación de que se hace más oscuro de lo que realmente se necesitaba. Por otro lado, parte del respeto por el trabajo del creador es aceptar lo que éste propone, y en el caso de Brothers, esa propuesta es clave para entender el concepto detrás del juego. Las escenas iniciales son dramáticas, sí, pero son solo escenas. La diferencia con el final está en que en buena parte de éste significa que el jugador debe tomar el toro por las astas y actuar donde hay que actuar, aún cuando lo mejor sería apagar la consola y dejar todo hasta ahí. No recuerdo algún juego cuyo desenlace se sienta tan jodidamente cruel y satisfactorio a la vez. Y por alguna extraña razón, todas las piezas del puzzle terminan encajando de manera perfecta.

Brothers cae en esa categoría de juegos de autor cuyo valor es difícil de cuantificar usando los parámetros convencionales. Lo sencillo de sus mecánicas o la relativa poca dificultad que hay en general lo ponen en cierta desventaja frente al resto. Pero es virtualmente imposible hacerse el indiferente una vez visto todo, recorrido todo, experimentado todo. Brothers: A Tale of Two Sons será una excusa más para defender los videojuegos como verdaderas expresiones artísticas.

Lo imperdible:

  1. Mecánicas de juego simples, pero efectivas
  2. Artísticamente impecable
  3. El final

Lo no tan imperdible:

  1. Si bien no es el objetivo del juego, ningún elemento jugable reviste mayor dificultad

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