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Polilla conduce un pequeño robot

Se trata de una polilla nocturna macho utilizada para controlar un pequeño robot con el fin de estudiar el mecanismo nervioso de su olfato cuando es estimulada por las feromonas de una hembra y así enseñar al robot a detectar olores.

Esta vez no se trata de un comercial auto-publicitario de Qualcomm. Investigadores de la Universidad de Tokio están trabajando en el diseño de un algoritmo de comportamiento para crear robots que pueden localizar los olores de una fuga de gas.  Gracias a este modelo, los investigadores pudieron analizar el patrón nervioso que se activa cuando la polilla detecta las feromonas. “Al crear un cerebro artificial basado en el comportamiento neuronal de la polilla, esperamos poder implantarlo en un robot móvil que será similar al robot controlado por insecto que hemos desarrollado para este estudio”, explica el Dr. Ando Noriyasu, quien participó en  el estudio publicado en la revista Bioinspiration and Biomimetics.

Las polillas macho que conducen un robot logran encontrar las feromonas de la hembra
El robot utilizado en este experimento ha sido diseñado especialmente para la polilla. Ha sido construido sobre dos ruedas impulsadas por dos mini motores eléctricos, que se controlan mediante un ingenioso sistema que utiliza el mismo principio del ratón de computadora. Se coloca a la polilla sobre una bola de poliestireno conectada a un sensor óptico. Cuando el insecto se mueve, la bola gira y el sensor envía la información a un procesador que calcula la ruta de acceso y controla los motores. Se instalaron dos micro-ventiladores frente al robot con el fin de impulsar las feromonas hacia donde estaba el insecto.

La adaptabilidad de la polilla
Los investigadores evaluaron la capacidad de la polilla para adaptarse, modificando el comportamiento del robot para que cambie de dirección de manera inesperada. A pesar de esta desventaja, la tasa de éxito fue del 80,8%. “Consideramos a este robot como un solo organismo” – explican los investigadores. “El insecto es el cerebro, mientras que el robot es el cuerpo. Así, manipulando la relación entre el insecto y los movimientos del robot, éste experimenta movimientos involuntarios que lo desvían del camino correcto. Si la polilla es capaz de corregir la trayectoria a partir de esas respuestas sensoriales, entonces el robot será capaz de identificar la fuente de la feromona.”

Los científicos también han variado la latencia entre el momento en que la bola de poliestireno se mueve y el momento en que se ejecuta la orden por parte del robot. Esto, con el fin reproducir las condiciones reales de un sistema biónico. Mientras mayor era la latencia menor era la la tasa de éxito. “La latencia es un factor muy importante que debemos considerar en la elección de los componentes (sensores, procesadores) que se utilizan para un sistema olfativo artificial.”, concluyeron investigadores de la Universidad de Tokio. Se trata de un paso hacia la creación de robots biónicos dotados de un sentido de adaptación y capaces de localizar olores.

Fuente: Un insecte pilote un robot pour lui apprendre l’odorat  (Futura Sciences)

 

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