Emprendimiento

FW Interviú: Kikai Labs, la primera empresa argentina en fabricar impresoras 3D

Dos desarrolladores argentinos crearon la empresa que comercializará a nivel amateur, educativo y para pequeñas empresas, la primera impresora 3D en el país. Conocé su visión y filosofía Open Source.

“A fines de febrero estará disponible la primera impresora en el mercado argentino”. Las palabras de Marcelo Ruiz Camauër le dibujan una sonrisa en su cara porque este proyecto que nació como una idea entre dos inquietos ingenieros se convirtió en un sueño cumplido y que en poco menos de 30 días dará su primer gran paso dentro del mundo de la impresión 3D, algo que cambiará la forma actual de fabricar cualquier cosa.

Ningún analista se anima a predecir que podrá pasar con las impresoras 3D en los próximos años. Entendiendo que es una inciativa basada en Open Source y 100% colaborativa, podría llegar a quedar dentro de un nicho pequeño de especialistas o bien, este intenso trabajo que se viene realizando alrededor del mundo con millones de colaboradores generaría una plataforma tan sólida como para revolucionar la industria, como lo hizo la línea de producción a principios del siglo XX o la máquina de vapor en el XVIII.

Marcelo Ruiz Camauër y Federico Heinz tienen su propia visión del futuro de la impresión en 3D, conocido también como prototipado rápido, porque forman parte de ese universo y consideran que el límite no es visible aún, pero si tienen que especular sobre un futuro próximo, se ven dentro de sus casas impresas en 3D, diseñando hasta los utensilios para comer. Marcelo en persona y Federico vía Skype desde el sur de Argentina, nos dieron una entrevista exclusiva para contar sus planes y su visión del futuro de esta tecnología.

-FW: ¿Cómo surge la idea de fabricar impresoras 3D en Argentina?

-Marcelo Ruiz Camauër (MRC): Sentíamos mucha curiosidad por estudiar este tipo de tecnología, así que sin mucha demora, conseguimos una (el modelo RepRap) que tiene la capacidad de autoreplicarse y nos pusimos a trabajar tanto en conocerla como en encontrar la forma de comercializarla y difundirla en Argentina. Tuvimos la suerte de que varias cosas estaban alineadas como para lograr poner en marcha el proyecto rápidamente, tanto a nivel producción como financiación y en seis meses ya estábamos en funcionamiento.

Modelo de RepRap diseñada por Kikai Labs en Argentina con un rollo de FDM color negro.

-FW: ¿Qué modelo de impresora decidieron fabricar y cuáles son las características particulares?

-MRC: Cuando encaramos el proyecto, apoyados en la estructura de nuestra empresa madre, dedicada al desarrollo de software, decidimos montar Kikai Labs (Kikai significa “máquina” en japonés, pero tambien “cosa sorprendente o maravillosa”), el marco ideal para fabricar nuestro modelo basado en  RepRap autoreplicante y que utiliza FDM (Fused Deposition Modeling), un filamento plástico que es derretido y posicionado muy exactamente, capa por capa, para crear un objeto.

-FW: ¿Qué costo tendrá para un usuario este modelo de impresora?

-MRC: El modelo de producción estará entre AR$8500 y AR$9500 (US$1800 a US$2000 al cambio oficial en Argentina), pero también habrá una versión educativa. A nivel insumos, un kilo de FDM cuesta unos US$60 y rinde el peso de la pieza, que en general para este modelo de impresora, suelen ser huecas. Pero estas tecnologías de impresión, también suelen utilizar otros tipos de plásticos como ABS, PLA, Nylon, Policarbonato, Polietileno Alta Densidad, Madera (plástico con agregados de madera y materiales derivados del plástico), entre tantos otros.

-FW: ¿Descubriendo materiales nuevos todos los días, ¿cuál es el techo de la impresión 3D y cómo sienten que están preparados habiendo encarado este proyecto en forma temprana dentro de la industria local?

-MRC: Para nosotros esto es tan incipiente como lo fue la industria de las PCs a fines de los ’70  principios de los ’80. Todos los días conocemos desarrollos nuevos que no sabemos dónde van a terminar pero seguro serán significativos. El estado actual es muy primitivo, pero no tengo dudas que en cinco años nos vamos a sorprender.

-FW: ¿El límite hoy son los materiales o la tecnología de las impresoras?

-MRC: Hay muchas tecnologías 3D. Nosotros elegimos la FDM para comenzar por una cuestión de costos y porque creemos que será la más apta para la entrada al mercado local. Pero hay otras que tienen un alcance mucho más sofisticado.

Federico Heinz (FH): Ya se están fabricando prótesis, huesos, piel e incluso manipulando materiales ultra resistentes para la construcción de casas y estructuras. Creo que tanto materiales como impresoras están en una etapa inicial pero van parejos en su evolución.

-MRC: A esto solemos llamarlo “personalización en masa”, es decir, la posibilidad de que cada persona pueda hacer el objeto que desee pero al mismo costo que hacerlo en masa.

-FW: Quizás en esta parte del proceso de masificación es cuando algunas compañías comenzarían a ponerse nerviosas y defender sus patentes o derechos sobre los productos…

-MRC: En este punto de inflexión es donde los visionarios de la industria tendrían que direccionar este movimiento hacia un lugar que no genere un confrontamiento sino una integración de ambos ámbitos de producción. Hay muchas empresas en el mundo que comenzaron a subir planos de sus piezas (NdE: Los planos CAD de los objetos imprimibles están disponibles en docenas de páginas de acceso libre alrededor del mundo), para facilitarle al cliente la gestión de reemplazo de esa pieza, y sacarse ese trabajo de encima, con la consecuente baja de costos en stock de piezas o fabricación incluso.

-FW: ¿O sea que nadie se va a enojar por el crecimiento y masificación de este tipo de impresoras?

-MRC: No, al contrario, ya hay mucha gente enojada por lo que pueda llegar a suceder y que está actuando en consecuencia, secuestrando impresoras, bloqueando el acceso a los planos en sitios de internet y limitando a los fabricantes de insumos.

FH: Acá se viene el mismo problema que tenemos con la bajada de música y Copyright, pero con el agravante de una futura guerra de patentes. Es una nueva muestra de que todo este sistema de monopolios de patentes, derechos de autor y todo tipo de proteccionismo garantizado por los estados, están completamente desactualizados y errados en relación a lo que son los avances tecnológicos. Esto va a traer serios problemas.

-FW: ¿De qué forma creen que las grandes corporaciones podrían llegar a limitar el crecimiento de esta tecnología? ¿Con patentes o con guerras al estilo de las del Copyright en la industria audiovisual?

-MRC: Con abogados (Risas). Creo que el foco de las corporaciones está tan errado como en la guerra del Copyright. Hoy las pequeñas empresas como nosotros que emprenden proyectos basados en el diseño de piezas de prototipado están reactivando industrias que, por ejemplo en Estados Unidos, destruyeron ciudades enteras. Justamente en Estados Unidos, ahora construyeron un centro de estudios de prototipado y fabricación rápida con impresoras 3D, en el medio del Cinturón del Óxido, en Ohio, una región que la industria automotriz y química devastaron y tuvo que migrar a Asia. Con estos proyectos, buscan reconstruir estas regiones para que vuelva la industria a nivel local. Esto también tiene que ver con el proteccionismo que buscan activar.

-FH: Hay una guerra abierta de las industrias establecidas, contra cualquier innovación que amenace su modelo de negocios. El caso de las discográficas es el mejor ejemplo. El modelo de defensa va a ser igual, ataques a los fabricantes, demandas, guerra de patentes. Pero quizás el peor problema podría estar relacionado con el poder económico que poseen, como para comprar patentes a nivel masivo e impedir la fabricación de estas impresoras, como método de ahogo y desaliento a los desarrolladores independientes.

-FW: ¿Algo similar a lo que está sucediendo con las armas impresas en 3D?

FH:  El tema de la impresión de armas no es igual ni tan grave porque en realidad ya son ilegales en sí mismas. Existen leyes en todo el mundo que prohíben el uso de armas no registradas y un arma impresa no tiene ni registro ni autorización de uso. Seguramente se podrán diseñar y construir armas mucho mejores que las actuales a través de esta tecnología pero nunca van a ser legales.

-FW: Esta filosofía la traen de su experiencia en el mundo del desarrollo de aplicaciones?

FH: A Marcelo le gusta decirme “ingeniero” pero en realidad yo soy programador. Lo que sucede es que con mi experiencia como programador hoy puedo trabajar como un ingeniero, ya que estos diseños e impresiones, más que de un proyecto de ingeniería, nacen en un diseño por computadora con un desarrollo y programación.

-FW: Desde la visión comercial de este emprendimiento ¿no creen que es contradictorio comercializar un proyecto basado en código libre?

-MRC: Las impresoras son comercializadas en todo el mundo con el mismo formato que lo vamos a hacer nosotros en el país. Los planos van a estar disponibles para todo el mundo e incluso aceptamos todo tipo de recomendaciones y mejoras que serán bien recibidas, con el objetivo de que esto se desarrolle en Argentina y en toda la región lo antes posible.

-FW: ¿Qué alcance piensan darle al proyecto?

-MRC: Luego de establecer una buena base comercial tanto para seguir invirtiendo en I+D como para expandir el proyecto, el objetivo será diseñar un modelo más industrial, orientado a las pequeñas y medianas empresas y basados en materiales más resistentes.

Los creadores de Kikai Labs no piensan en pequeño. Sus ideas van desde capacitar a la industria local y educar a los estudiantes de carreras afines hasta generar un cambio regional en la industria, trasladando algunos megaprocesos de fabricación, hoy realizados en Asia, a pequeños procesos en fábricas de todos los barrios del continente.

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