FWLabs

Mi semana con el Microsoft Surface RT [FW Labs]

Sacamos del laboratorio a la nueva (y primera) tableta de Microsoft, usándola como máquina de trabajo durante siete días para revelar todos los secretos que esconde.

PUBLICIDAD

Fundada el año 1975, Microsoft se ha dedicado toda su vida a desarrollar software y servicios, anotando productos de éxito mundial como Windows y Office. Pero su incursión al mundo del hardware en PCs (aparatos físicos) ha sido tímida, relegándose sólo al ámbito de los periféricos y uno que otro accesorio. Sin embargo, el año 2012 fue uno de los más importantes para la compañía: lanzaron al mercado la tableta Surface, dispositivo que marca su entrada a un negocio que la gente en Redmond hasta ahora desconocía (hardware), donde dominan otros fabricantes como HP, Dell, Apple y Lenovo.

Ellos dicen haber puesto todo el esfuerzo, dinero para investigación y cariño al momento de diseñar el aparato, dando como resultado algo que funciona como híbrido entre un tablet y notebook, gracias a un accesorio –Touch Cover–  que sirve como teclado externo y se ancla en forma magnética al borde, lo que acompañado de un pedestal integrado en la carcasa misma, pueden dejar de pie al Surface. Además, Microsoft lanzó dos versiones: una con microprocesador basado en ARM y sistema operativo Windows 8 RT, y otra con CPU Intel x86 corriendo Windows 8 Pro, de arquitectura tradicional.

Durante una semana y como máquina central de trabajo, eché mis manos sobre un Surface RT (el único que ha salido a la venta) con plataforma Windows 8 RT, hardware NVIDIA Tegra 3 de cuatro núcleos, 2GB de memoria RAM y 32GB en almacenamiento interno. El aparato posee además una pantalla táctil de 10,6 pulgadas y resolución de 1366 x 768 pixeles, puerto USB 2.0 de tamaño completo y entrada para tarjetas microSDXC, entre otras características típicas que esperamos encontrar en un aparato cuyo precio de venta parte en los USD$499 sin teclado externo (Touch Cover) y llega a los USD$699 por la versión de 64GB con el accesorio.

¿Cumple con las expectativas? ¿Qué podemos pedirle (y qué no)?

Review en video

Para los que no tienen tiempo (aún) de leer este relato, pueden ver la revisión en video que les dejamos a continuación y les robará muy poco tiempo de sus vidas:

Expectativas

PUBLICIDAD

Necesitaba comenzar con lo que yo esperaba de este producto. Porque todos compran un dispositivo tecnológico con un propósito en mente, para cubrir una necesidad en específico personal según los gustos. En este sentido, Microsoft presenta al Surface RT como una tableta, en busca de competir con el iPad en lo que es consumir medios audiovisuales: música, videos y sobre todo, navegación por Internet. Ése es el propósito de una tableta como formato en la industria mundial. Sin embargo, este nuevo aparato también está pensado para ir más allá: crear contenidos. Porque viene con Microsoft Office gratis y desde fábrica, además de presentar un completo navegador web de verdad, Internet Explorer 10.

En este sentido, Microsoft ha diseñado Windows 8 RT tal y como Windows 8 Pro, sucesor de los populares Windows 95, 98, XP y 7 (nos saltaremos los “malos”), al traer consigo el formato de escritorio tradicional, programas instalables y todo a lo que estamos acostumbrados hoy en día, pero con una sutil e importante diferencia: Windows 8 RT no corre programas de Windows tradicionales.

¿No que eran lo mismo? Se ven igual por fuera, pero por dentro no lo son, ya que el sabor RT de la plataforma sólo corre software programado para él, mientras que Windows 8 Pro es el verdadero heredero de Windows 7 con todas sus herramientas que tanto amamos.

Pero en RT de todas maneras tenemos Office y un navegador web completo, así que es posible exigirle un poco más de lo que se pide a una tableta con sistema operativo móvil. No he querido pensar que estoy frente a un tablet, sino que a un híbrido entre éste y un notebook, porque acá además de consumir, puedo crear. Ésas son las expectativas personales y habrá que comprobar si el Surface RT está a la altura del desafío.

A primera vista

Al levantarlo de la mesa, el primer pensamiento que se viene a la cabeza es: “Guau, esto es pesado, más de lo que esperaba“. Porque la tableta en solitario pesa cerca de 680 gramos, mientras que el accesorio Touch Cover es de 208 gramos y la suma de ambos es lo primero que tomé durante la impresión inicial. El teclado accesorio es más pesado de lo que aparenta y hay que tener ojo con esto, porque la mayor parte del tiempo usaremos el Surface con esta funda protectora encima.

Pero asociado a eso viene una sensación de firmeza y seguridad casi sin par, en una estructura muy bien hecha que te hace exclamar de primer momento alguna frase positiva hacia lo que se tiene en las manos. Cada uno juzgará por un tema de aspecto si es de su gusto personal o no, pero los comentarios en la mayoría de las personas que ven por primera vez el aparato es: “Me sorprendió, no me lo esperaba así de bueno“. Al menos, yo dije eso.

La cubierta protectora se puede comprar en diferentes colores, así que por el lado visual no es problema, aunque sí es importante decir que los bordes del accesorio se ven algo frágiles, pues el Touch Cover parece ser hecho con varias capas de “género” que podrían separarse con el tiempo. No otorga la misma sensación de seguridad que el tablet mismo, aunque no quise probar si efectivamente estos “géneros” se despegan, hay gente que reporta que sí le ha ocurrido.

 

Echando mano al teclado y trackpad (Touch Cover)

Lo primero es lo primero: había que saber qué tan cómodo era escribir en el teclado físico y si el trackpad era medianamente decente, porque a primera vista el accesorio imprime cero confianza. Pero acá viene la sorpresa más grande de toda la experiencia con el Surface, porque si bien tuve que pasar por un período de acostumbramiento de cerca de 20 minutos, a corto plazo ya estaba escribiendo a la misma velocidad que lo hago en teclas tradicionales, con una precisión que no era perfecta –porque aprenderse las proporciones y posiciones de cada botón en el área de trabajo cuesta un poco más–, pero que de todas formas significó una experiencia muy por sobre las expectativas. Tanto así, que al otro día sentía que trabajaba más velozmente que en un teclado normal, pues una vez que aprendes que no tienes que teclear, sino que golpear la superficie, es cosa de tiempo para tomar confianza.

Sí hay que decir que usar el Surface de esta manera atrae miradas. La gente ve con extrañeza y a veces causa gracia que estés tipeando así en algo tan raro, casi como un aspirante a baterista que toca con sus dedos sobre una mesa. Y también usar el trackpad pequeño se ve exótico, un poco gracioso.

Pero nada de eso importa cuando efectivamente se toca y usa el trackpad. La respuesta, exactitud, precisión y velocidad son impresionantes, incluso en ese espacio tan pequeño y que se ve mal, funcionando a la altura de muchas superficies vistas en un notebook de tamaño completo. Es sin duda, la sorpresa más grande que se encontrarán al utilizar el Surface.

Trabajando el día a día

La idea era poder utilizar el aparato como máquina central de trabajo, sin depender de otros equipos para cualquier tipo de labor, en un experimento que sé no si es el adecuado, pero yo estaba convencido que se podía hacer: después de todo, esta tableta no usa un sistema operativo móvil discapacitado, sino que Windows 8 RT, plataforma que sí posee sus falencias, pero se acerca más a una experiencia en PC de escritorio.

Lo más importante acá es entender que Windows 8 RT no es lo mismo que Windows 8 Pro, ya que es una versión que no corre el software “legado” o tradicional que se ha programado durante años para Windows. Sólo maneja aplicaciones móviles diseñadas para la interfaz táctil UI o bien software hecho para Windows 8 RT en específico, por lo que acá se choca con el principal punto negativo del Surface RT: la falta de un ecosistema de herramientas. Sin embargo, este problema lo sufren todos los sistemas operativos móviles, pues ninguno de ellos corre programas de Windows –sólo apps de terceros–, y en menor medida para lo mismo con el Surface. Porque por más que yo desee tratar este tablet como un notebook, no se puede ejecutar gran variedad de utilidades que acostumbro a tener en mi PC, como Adobe Photoshop, Winamp y hasta ciertas herramientas básicas de Windows como las notas adhesivas, que irónicamente no vienen incluidas desde fábrica.

De todas formas intenté adaptar mi trabajo: tenía Microsoft Office, gran punto a favor para mover planillas Excel complejas y documentos en Word con mucho formato, y por otro lado, no tuve problemas en conectar periféricos al puerto USB 2.0 de tamaño completo, donde inserté un mouse y fue reconocido en un instante. El navegador Internet Explorer 10 se comportó a la altura, desplegando todos los sitios web como corresponde con gran fluidez, algo que muchos no se esperan de este odioso producto, pero que se ha pulido bastante en su versión diez. Por otro lado, el cliente de correo electrónico en Windows 8 RT es muy capaz y cómodo, costando un poco encontrar todas las opciones de uso en una curva de aprendizaje que es fácil de llevar, pero existe y hay que darse el tiempo de aprenderlo. Lo mismo ocurre para el reproductor de música que es extraño cuando lo abres, pero se puede encontrar siempre lo que se busca después de un corto tiempo de acostumbramiento.

Entonces, en pocos minutos entendí cómo llevar a cabo mi trabajo diario. La posibilidad de dividir pantallas fue de gran utilidad, pues por un lado tenía el e-mail y por el otro navegaba por Internet Explorer 10 con cerca de siete pestañas abiertas al mismo tiempo. También mantenía Word abierto permanentemente y escuchaba música en el reproductor de Windows 8. Claro está, el rendimiento no era excepcional y habían ciertos tiempos de espera para la carga de algunas cosas, pero el tablet sacaba el trabajo adelante con mucha decencia. Mi gran ausencia fue la de Photoshop, un software que no pude reemplazar y me pesó bastante, pero que seguramente no todos los usuarios extrañarán como yo lo hice (terminé usando Paint para editar imágenes).

En resumen, pude utilizar el tablet casi como un notebook por una semana, sólo me faltó sólo Photoshop y esto viene asociado a la ausencia de un ecosistema para Windows 8 RT, sin embargo, desde fábrica el aparato se comportó muy bien y por sobre lo que ofrecen otras tabletas con sistema operativo móvil. En términos de productividad no es lo mejor del universo, pero considerando que en realidad es una tableta, funciona para algunos tipos de usuario (casi todos diría yo), aunque Windows RT sí se queda algo corto y esto es algo que espero se resuelva con la salida al mercado en enero del Microsoft Surface Pro, equipo de mismo aspecto (un poco más grueso y pesado) que corre Windows 8 Pro x86 tradicional. Y ahí sí podré tener Photoshop, en algo que quedará para una revisión futura…

Surface como tableta

Claro está, Microsoft vende esta máquina como una tableta y en ese sentido, habían momentos para tratarla como tal. La funda/teclado Touch Cover es lo suficientemente delgada como para dejarla puesta todo el tiempo, incluso cuando no la ocupamos, por lo que nos acostumbramos a tener un dispositivo que en términos de peso y tamaño está por sobre la media de su competencia. Yo compenso esto con la posibilidad de poder usarlo además como un notebook, pero aquellos que buscan un tablet en un 100% quizás deban buscar otras opciones.

Porque como sistema operativo móvil, Windows 8 RT carece de un ecosistema rico de aplicaciones como el de Android o iOS, plataformas que poseen opciones de dispositivos más delgados, livianos y fáciles de usar. Este último punto es importante: el software de Google y Apple tiende a parecerse mucho en términos esenciales para realizar toda clase de labores, sin embargo, Windows 8 RT y su interfaz gráfica nueva vienen a cambiar las cosas, requiriendo un momento para detenerse, mirar el panorama, buscar cómo hacer lo que necesitamos y luego aprenderlo. Pero se puede, y la mayoría de las herramientas y aplicaciones de fábrica funcionan para llevar a cabo todo lo que requiramos: correo, imágenes, música, y un largo etcétera. Sólo cuesta un poco aprenderlo, no siendo esto necesariamente malo, pues lo diferente en el sistema de Microsoft permitirá a los usuarios hacer un juicio propio, con el tiempo, de si es positivo o negativo para ellos. Think different, dirían algunos…

Probando la pantalla y salida de video

Una práctica que realizan muchas personas en la oficina y el hogar es utilizar un monitor externo secundario conectado a su dispositivo principal, ya sea para duplicar la pantalla primaria o extender el espacio de trabajo a dos ambientes. Para esto, Microsoft nos entrega una salida de video microHDMI estándar, con lo que fue fácil encontrar una pantalla compatible con el Surface: sólo hay que adquirir el cable de microHDMI hacia HDMI de tamaño completo (que es bastante económico y no necesita ser propietario) y conectar los aparatos para el instantáneo reconocimiento del tablet.

Acá tenemos que hacer una configuración previa para que las cosas anden bien, accediendo con un click derecho en el escritorio y entrando a las opciones de monitores múltiples estándar. Sin embargo, lo más fácil es presionar la tecla Windows + P y ver las opciones para escoger lo que se verá en cada pantalla, destacando el reconocimiento sin problemas de la resolución del monitor externo. Si la resolución entre la tableta y el monitor externo es muy disímil, costará encontrar un ajuste en modo de escritorio duplicado, ya que el sistema debe hacer concordar la misma resolución en ambos paneles, por lo que el Surface se quedará a veces con bordes negros para adaptarse (como se ve en la imagen), en un ejercicio que puede ser una molestia en un principio. Sin embargo, al extender el escritorio las cosas se resuelven, pues Windows le da al Surface su resolución estándar y al monitor externo también, ya que al no duplicarse la pantalla, ambos ambientes pueden co-existir de manera independiente, cada uno con su configuración.

El chip NVIDIA Tegra 3 me dio para pensar sobre la posible falta de potencia para mover un entorno de trabajo más grande, sin embargo, las cosas fueron mejor de la esperado. Porque el rendimiento en multitarea fue aceptable, más no excepcional, pero sí bastante bueno considerando que la plataforma interna mueve también teléfonos móviles, y de todas maneras responde muy bien si lo exigimos como si fuera un PC con procesador x86. Abrir programas anda un poco más lento de lo usual y si usamos aplicaciones de Metro en la pantalla táctil y programas del escritorio como Word o Excel al otro lado, tendremos tiempos de espera mayores, lo que de todas formas no es tan molesto considerando que muchas personas se adecuaron al rendimiento de un netbook con procesador Intel Atom, siendo la experiencia ofrecida por el Surface en multitarea y con pantalla extendida ligeramente mejor que esto y sin duda envidiable para las otras tabletas “puras” que rondan en el mercado, muchas de las cuales ni siquiera poseen multitarea real.

Video y fotografía

Algunos creen que sacar una foto con un iPad se ve ridículo, sin embargo, nos gusta tener la opción de hacerlo. Microsoft también cree que se ve tonto, por lo que ha incluido dos cámaras de muy baja resolución en el Surface con el objetivo sólo de hacer videollamadas. Y de verdad sirven sólo para eso, pues ambos sensores son de 1Mpx y si bien se pueden tomar fotos, salen muy mal y es mejor recurrir a nuestro viejo teléfono no-inteligente para aquello. Y si tenemos un smartphone en el bolsillo, mejor.

Sí es valorable el detalle que ha puesto Microsoft para orientar la cámara trasera, la apunta hacia arriba y no en forma recta al frente, lo que compensa la inclinación del equipo cuando lo ponemos en su pedestal, asegurando que la imagen captada sea siempre de lo que tenemos al frente.

Autonomía energética

Acá hay que ser simple: El Surface aguantó casi diez horas bajo uso moderado, es decir, escuchando música, un navegador web con cinco a siete pestañas abiertas en promedio y Microsoft Word corriendo por detrás casi siempre. Mejor aún fue darme cuenta que cuando necesitaba recargar la batería, ésta demoraba cerca de dos horas en llenarse por completo, haciendo uso además de un cargador bastante pequeño y cómodo de transportar.

Sí es un poco extraño el cable que tiene el cargador para unirse al tablet, pues Microsoft intentó hacer un conector magnético al más puro estilo Apple, sin embargo, cuesta apuntar y hacer calzar el dispositivo, pues no sé si hay poco magnetismo entre ambas partes, o el ángulo inclinado del borde en el Surface complica la tarea de poner el conector rápidamente. Así fue como perdí 20 segundos de mi vida, casi todos los días.

Balance final

Más que un revisión, intenté hacer un experimento con el Surface RT. Uno donde lo traté la mayor parte del tiempo como un notebook, un PC portátil capaz y apto para trabajar. En este sentido el producto me respondió en un 80%, mostrando algunas falencias como la falta de aplicaciones y un desempeño un poco más lento de lo usual. Sin embargo, saqué todas mis labores adelante, y veo cómo en un futuro, una vez resulta la falta de programas para ciertas tareas específicas como la edición de imágenes semi-profesional o los videojuegos, el Surface RT puede llegar a acercarse a un equipo tradicional, con las ventajas de un tablet (gran duración de batería, tamaño y diseño delgado con panel táctil) y Microsoft Office bajo la manga. Para esto, el Microsoft Surface Pro podría ser la respuesta que andamos buscando, modelo que esperamos para el mes de enero en las tiendas.

Por otro lado, viendo al dispositivo como una tableta, las cosas también anduvieron al 80%. Windows 8 RT es un sistema operativo diferente a iOS y Android, con una curva de aprendizaje más grande que la vista en otras plataformas móviles. Sin embargo, se puede hacer de todo y será el usuario quien deba decidir en dos puntos claves: ¿Tengo tiempo para aprender algo nuevo? ¿Me pesará la falta de algunas aplicaciones y juegos? Porque el ecosistema de apps para Windows 8 está creciendo rápidamente, pero aún está en verde. Además, la mala cámara no ayuda a definir el aparato como un tablet.

Algo de razón tienen los críticos cuando dicen que el Surface no es ni una cosa ni la otra, haciendo ambas labores a medias. Pero mi conclusión es que exageran: el Surface RT es un gran notebook y un mejor tablet aún. No lo veo como un 80% en solitario, sino que como la suma de ambos, un 160%. Sólo hay que tenerle paciencia.

Lo Imperdible

  1. Diseño y firmeza en la fabricación.
  2. Touch Cover funciona.
  3. Duración de batería.
  4. Microsoft Office desde fábrica.
  5. Navegador web completo (Internet Explorer 10).
  6. Desempeño en multitarea.

Lo Impresentable

  1. Peso y grosor por sobre la media.
  2. Ecosistema pobre de aplicaciones en Windows 8 RT.
  3. Malas cámaras.
  4. Curva de aprendizaje amplia para Windows 8 RT.

 

Realización audiovisual: Jonás Van den Bosch. – Fotografía: Jonás Van den Bosch y Juan Pablo Oyanedel.

PUBLICIDAD

Tags


Lo Último