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Una vuelta por el campus de Microsoft en Redmond

40.000 personas trabajan todos los días en los cuarteles centrales de esta gigante del software. Visitamos sus instalaciones y esto fue lo que vimos.

Cuando mencioné que iría a Redmond – cerca de Seattle, en Estados Unidos -, al campus de Microsoft para asistir a la conferencia Build 2012, me topé con algunas personas que me dijeron “pensé que la empresa estaba en Silicon Valley”. Pues no, Microsoft tiene instaladas sus oficinas centrales en el estado de Washington, al extremo nor-oeste del país, donde el clima no es tan benévolo y cálido como en California.

Eso no quiere decir que Microsoft sea el único por acá: en la zona también está Boeing, Amazon, Expedia, Valve y el primer Starbucks del mundo, entre otros.

Microsoft inició sus operaciones en 1975 en Nuevo México, debido a que su primer proyecto fue desarrollar software para el Altair, que se fabricaba en Albuquerque. De ahí la famosa imagen de la detención de Bill Gates en esa zona. Sin embargo, tanto Gates como Paul Allen eran originalmente de Seattle, por lo que quisieron volver a sus hogares y en febrero de 1986 mudaron su base de operaciones a Redmond, creando la calle “One Microsoft Way”.

Primero se construyeron cuatro edificios que alojaban a todos los empleados de la compañía, llamados simplemente edificios 1, 2, 3 y 4. Luego vino el 5 y el 6, y así sigue más o menos el orden según cuándo se construyeron o se compraron. Digo “más o menos” porque no está totalmente ordenado. “No hay un edificio número 7”, dice Jamin Spitzer, director senior de Estrategia de Plataformas, y organizador de la conferencia Build. “No sé por qué. Aparentemente había planes de construirlo, pero algo pasó y se saltaron al ocho”, indica. Luego hay números descontinuados, edificios con nombres, y más bien un enredo. Entre los empleados, el edificio número 7 se convirtió en una especie de mito, y decir “tengo una reunión en el edificio 7” una clave para escaparse o engañar a los nuevos que nunca encontrarían el edificio.

Como sea, Microsoft ahora tiene muchos edificios que cubrirían unos 750.000 metros cuadrados de oficinas, para el equipo de Windows, el equipo de Office, por allá los de Windows Phone, etc. Aloja diariamente a 40.800 trabajadores en Redmond. Sus construcciones se extienden también a la localidad vecina de Bellevue y los alrededores. El campus ha ido creciendo y alrededor de él, la ciudad. En algunos lugares las casas se entremezclan con los terrenos de la empresa, a medida que le gente se ha ido instalando con sus viviendas en las cercanías.

A diferencia de lo que ocurre en California, en la zona alrededor de Seattle llueve de manera constante y prácticamente todos los días. El paisaje es entonces muy verde (o anaranjado en este caso por el otoño), y todo está rodeado de bosque. Usar bicicletas es posible, pero no demasiado práctico si no se quiere llegar mojado al trabajo.

Para la movilización, Microsoft tiene un sistema de buses. Según Spitzer, se realizan 22 rutas diferentes, y 17 mil personas lo usan diariamente. En total hay 69 buses que realizan en total 200 viajes al día, y que transportan a los empleados desde el campus a sus hogares. Los vehículos son híbridos y tienen WiFi, de modo que la gente se puede ir trabajando (o viendo YouTube). Además, uno puede registrarse online para el bus que le interese y con eso te reservas un asiento, de modo que no tendrás que hacer fila o esperar al próximo bus si el que esperabas se llenó.

Las oficinas en sí son bastante convencionales, sin resbalines o juegos como se esperaría en Google, aunque de cuando en cuando aparece una Xbox. Los empleados pueden decorar su área como quieran. También descubrimos que los Mac están aparentemente permitidos, como se ve en la foto de arriba, correspondiente a una de las oficinas.

Según dice Spitzer, la oficina de Steve Ballmer no es muy diferente a la de cualquier otro trabajador de la compañía, siendo del mismo tamaño. Aunque no la visitamos, sabemos que lo que sí no tiene cualquier empleado es un “tablet” PerceptivePixel de 82 pulgadas con Windows 8.

También hay zonas de recreación, como canchas de básquetbol, voleybol, pistas para correr en el bosque y una gran cancha de fútbol, que sin embargo para Build estuvo cubierta de carpas que recibieron a los desarrolladores que asistieron a los eventos.

La comida no es gratis, pero hay un food garden muy amplio con varios restaurantes de diferentes tipos, conocido como “The Commons” por los empleados. También hay tiendas y otros servicios disponibles. Microsoft tiene además una tienda propia en el edificio 92, que aloja también al centro de visitantes. En la tienda se venden camisetas estampadas con el logo de la empresa, tazones, vasos, chapitas y todo lo que a uno se le ocurra con logos de Office, Windows, Xbox, videojuegos, etc.

En la tienda también se venden teclados, mouses y software de la empresa, y los empleados obtienen un descuento por comprar ahí.

También hay un “centro de visitantes”, que es como un pequeño museo de objetos antiguos y productos nuevos que se relacionan con la compañía.

Este es el segundo año en que se desarrolla la conferencia Build, que llegó a reemplazar a otras conferencias separadas para desarrolladores que realizaba la compañía. La versión 2012 fue la primera que se realizó en el campus de Microsoft, debido a que “es un momento muy importante para la compañía. Este es un cambio significativo respecto al pasado y queríamos traer a los desarrolladores para celebrar con ellos”, dice Jamin Spitzer, encargado de organizar la conferencia.

Sin embargo, con más de 2.000 asistentes de 20 países diferentes, los problemas logísticos fueron considerables, debiendo adaptar el transporte y las instalaciones para las charlas, conferencias y el trabajo de los asistentes al evento. Aunque por un lado es una oportunidad para los trabajadores de la empresa de estar en contacto con los desarrolladores, “los empleados han sido pacientes, no sé si queremos hacerles esto todos los años”.

Y en realidad me imagino que la vida en el campus debe ser un poco diferente a cuando hay 2.000 personas de visita yendo de un lado para otro. Aún así, la calma del bosque y estar rodeado de naturaleza en algo debe ayudar a la tranquilidad a la hora de trabajar. ¿Quién no quisiera ver un bosque por la ventana desde la oficina?

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