Ciencia

Adiós a la idea de un Parque Jurásico: El ADN tiene una vida media de 521 años

Definitivamente, es incorrecto creer que se pueda recuperar el ADN de dinosaurios desde insectos prehistóricos atrapados en ámbar.

Es una tarea compleja determinar la velocidad de degradación de una molécula de ADN que se encuentre en los huesos de un fósil, más que nada porque no es fácil encontrar fósiles con abundantes muestras de ADN para realizar comparaciones exactas. Esto sin tomar en cuenta las diversas variables ambientales como la temperatura, los microbios y el oxígeno.

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Sin embargo, un equipo de paleontólogos publicaron hoy la respuesta en la revista Proceedings B de la Sociedad Real, estimando que el ADN tiene una vida media de 521 años, o sea, que en 521 años se rompe la mitad de los enlaces entre los nucleótidos que forman el ADN de la muestra, luego tarda otros 521 años en romperse la mitad de las moléculas restantes y así sucesivamente.

Para calcular esta cifra, los paleontólogos –liderados por Morten Allentoft de la Universidad de Copenhague y Michael Bunce de la Universidad Murdoch— examinaron 158 muestras de ADN contenidas en los huesos fósiles de las patas de los moas, un tipo de ave gigante de Nueva Zelanda que se extinguió hace unos 500 años.

Los fósiles estudiados — que tenían entre 600 y 8.000 años de antigüedad– fueron recuperados de tres sitios a menos de cinco kilómetros de distancia entre sí, lo que permitió condiciones similares de preservación a 13,1 °C. Esto permitió determinar una tasa de fragmentación de 5,50 × 10^-6 nucleótidos por año, una velocidad casi 400 veces más lenta de la predicha por estudios anteriores usando ADN in vitro en pH 5.

Esto confirma que es incorrecto creer que se pueda recuperar el ADN de dinosaurios desde insectos prehistóricos atrapados en ámbar“, afirman académicos como Simon Ho, un biólogo evolutivo computacional de la Universidad de Sydney.

Ahora, la siguiente pregunta es determinar en cuanto varía esta velocidad en otros ambientes como cavernas o glaciares, o con otros factores como el tipo de suelo, la conservación de las muestras e incluso la forma en la que murió el animal.

Una lástima, porque también significa que Seymour, el perro de Philip J. Fry, jamás podrá ser clonado el año 3000 pese a estar en dolomita.

Links:
DNA has a 521-year half-life (Nature)
The half-life of DNA in bone: measuring decay kinetics in 158 dated fossils (Proceedings B)

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